Gracias a Alá y a la Guardia Civil

Canarias 7, 02-07-2006


Mogán


No sabemos los inmigrantes que se habrán quedado en el camino…», reflexiona en voz alta, la mirada perdida en el horizonte, el alférez Arévalo ( 36 años) del Servicio Marítimo de la Guardia Civil.

Las cada vez más frecuentes oleadas de sinpapeles que llegan a las Islas han aumentado el trabajo de los agentes destinados en esta sección de la Benemérita. Una labor alejada del estereotipo policial del guardia civil bigotudo y con tricornio dispuesto a buscar las cosquillas a los ciudadanos. En realidad, ellos son los primeros en atender a los inmigrantes que llegan en patera o cayuco a Canarias. Los encuentran desesperados, en medio del mar, sin comer. Y en no pocas ocasiones se juegan la vida por llevarlos sanos y salvos a tierra.

Cuandos los rescatan, los inmigrantes se deshacen en agradecimientos. «Te cogen las manos, quieren abrazarte, besarte…», comenta Juan Antonio, guardia civil (38 años). «Suben dando gracias a Alá, a la Guardia Civil y a todo el que que se encuentran», añade Óscar (35 años), cabo primero y patrón de la patrullera Almirante Días Pimienta, que opera en el sur de Gran Canaria.

En los últimos cinco años (hasta el 31 del pasado mes de mayo), el Servicio Marítimo de la Guardia Civil en la provincial de Las Palmas rescató a 14.582 inmigrantes irregulares de un total de 675 pateras. En ese mismo periodo, sólo 50 personas que viajaban en otro tipo de embarcaciones pesqueras o de recreo han necesitado su ayuda.

La Guardia Civil dispone de cuatro patrulleras en la provincia de Las Palmas, tres medianas y un barco de altura que operan entre las tres islas.

Hacen guardias de 24 horas, por lo que siempre hay un equipo de cinco personas dispuesto a salir al rescate de quien lo necesite. Ellos mismos reconocen que la situación ha cambiado en poco tiempo. Han pasado de pateras a cayucos (con mayor eslora y más inmigrantes a bordo). Los inmigrantes han abandonado las horas nocturnas para aparecer en cualquier momento en el horizonte. Y, sobre todo, ahora llaman al 112 con sus teléfonos móviles para pedir que les rescaten.

un naufragio. El benjamín del grupo, el guardia cicivil Luis (29 años), vio el pasado año cómo se volcaba una patera y se ahogaban 36 personas. «Yo estaba de prácticas y, cuando estábamos a 20 metros de los inmigrantes, la barca se dio la vuelta», narra. «Sólo escuchábamos gritos, chapoteos, y en dos minutos se hizo un silencio».

Cuando se ven con una situación tan delicada como ésta los agentes lanzan al agua todo lo que flote, para que se puedan agarrar. Alguno, incluso, no puede evitar lanzarse al agua para salvar a los que pueda. Pero es difícil. Tras una larga travesía los inmigrantes están agotados, entumecidos por tantos días en la misma posición, y «se hunden como piedras», recuerda Luis.

Aunque aseguran que es parte de su trabajo y que desconectan cuando llegan a sus casas, el hecho es que ofrecen a los recién llegados el agua y los alimentos que llevan en la patrullera para su propio consumo. Hablan con los inmigrantes y, a veces, incluso cantan. Los agentes entonan temas populares. «A veces son un par de horas hasta que llegamos a tierra…», dice Óscar.

No es de extrañar que los que suben a la patrullera les saluden, les agradezcan y den gracias a Alá por haber puesto a la Guardia Civil en su camino.
otras labores


El Servicio Marítimo de la Guardia Civil en la provincia de Las Palmas se creó en 1998 y en la actualidad está compuesto por 70 efectivos entre patrones, marineros y mecánicos. Sus cometidos son la prevención y averiguación de delitos que se cometan en aguas españolas, como el contrabando, el tráfico de drogas e incluso los delitos administrativos como pescar ejemplares de una medida inferior a la permitida por Ley. También tienen el cometido de velar por la conservación de la naturaleza y el medio ambiente y la protección del patrimonio histórico hundido. Y el que desarrollan asiduamente: ayudar a las embarcaciones en apuros.


Desde comienzos de año han llegado a Canarias cerca de 10.700 inmigrantes irregulares en 227 pateras o cayucos. Desde el uno de enero de este año a principios del mes de junio llegaron 958 sinpapeles a Fuerteventura; 2.399 a Gran Canaria, y 83 a Lanzarote. La ocupación de los centros de retención de inmigrantes de Gran Canaria hay cerca de 600 internos. En Tenerife, hay más de 1.000 y en Fuerteventura, 780. Estas cifras corresponden a los últimos datos recabados por la Delegación del Gobierno.


El pasado mes de enero de 2006 el Cabildo insular de Fuerteventura otorgó la Medalla de Oro de la isla al Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Las Palmas en reconocimiento a su labor humanitaria. La patrullera de altura Río Guadalope (la más grande que posee el instituto armado en la provincia) se incorporó en noviembre de 2003 al servicio. Está financiada por el programa SIVE y costó tres millones de euros. Tiene 30 metros de eslora, 600 millas de autonomía y posee los más avanzados sistemas de navegación. La embarcación Almirante Días Pimienta (en las imágenes) tiene 17 metros de eslora y 3,8 metros de manga.

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