Los que más pintan en el colegio

Canarias 7, 02-07-2006


Puerto del Rosario
La pintura también ayuda a la integración social de los niños, además de incentivar sus capacidades artísticas y decorativas. Así lo han puesto en práctica los colegios majoreros, que de la mano de la artista italo – argentina Valeria Laino están remodelando sus hasta ahora anodinas fachadas.


La pintura también ayuda a la integración social de los niños, además de incentivar sus capacidades artísticas y decorativas. Así lo han puesto en práctica los colegios majoreros, que de la mano de la artista italo – argentina Valeria Laino están remodelando sus hasta ahora anodinas fachadas.


La experiencia comenzó primero en el colegio de El Cotillo, por iniciativa de su asociación de madres y padres de alumnos, y siguió con el de Lajares.


El último lugar donde se ha puesto en práctica ha sido en el centro educativo de Tindaya, cuyo director, Juan Carlos del Rosario, se muestra encantado con los resultados logrados gracias a tan peculiar iniciativa. «A partir de un proyecto que tenemos sobre convivencia en las aulas, decidimos que una de las acciones podía ser la elaboración de murales entre todos los niños, en los que se pudieran trabajar temas como el racismo o el medio ambiente».


El planteamiento pedagógico resulta impecable y realza su interés social. «Son actividades en las que todos los niños tienen que colaborar y que no se pueden acabar si no es con la participación de todos. Les motiva a respetarse unos a otros y también a respetar el centro, ayudando a decorarlo», resalta el director.


Valeria Laino añade otras ventajas: «La actividad de pintar estos murales se convierte igualmente en excelentes y muy divertidos talleres de pintura para los niños, que les permiten aprender una técnica diferente dentro de la clase de educación artística». En el caso de Tindaya, los temas elegidos inciden en el respeto a las otras culturas, a la integración y a la necesidad de compartir, aspectos que los educadores cada vez trabajan más en clase.


Los chavales han pintado así la historia de dos cangrejitos, uno negro que entra en la cueva de Los Jameos, en Lanzarote, y se encuentra con el cangrejito blanco, que le ayudará a encontrar el camino de regreso al exterior. Se hacen amigos y uno ve por el otro.


Otro de los murales es El color de mi familia. Donde el papá es negro, la mamá es blanca y los hijos mulatos. «Nos gusta el mundo de muchos colores, porque cuantos más haya el mundo será mejor», asegura Laino.
Restaurar a Morgan


Los escolares también van a aprender a ser restauradores de obras de arte. Tal es el caso del colegio Millares Carló, de Puerto del Rosario, donde los alumnos colaborarán en la recuperación de los dibujos que hace años hizo el genial dibujante canario Morgan cuando estuvo trabajando allí como profesor.
Escuela de pequeños artistas


Quizá sea la influencia de su montaña mágica, cuyo misterioso perfil domina todo el colegio. O quizá se les haya contagiado algo de los sueños artísticos que Chillida tuvo para esa mole de traquita. Lo cierto es que los 70 alumnos del centro, capitaneados por la paciente y pedagógica profesora Valeria Laino, han logrado cambiar la imagen de un colegio hasta entonces pintado en anodino blanco. Ahora todo es color, alegría y libro abierto que habla de la tolerancia y el respeto.
Las ventajas de la interculturalidad


Globalidad. De los 70 niños que este curso han estudiado en el colegio de Tindaya, una pequeña localidad rural del municipio de La Oliva, un 10% eran de origen extranjero, especialmente de Colombia, Alemania y Reino Unido.


Sin problemas. Como explica el director del centro, «no hemos tenido ningún problema de rechazo o discriminación con los niños extranjeros, sino todo lo contrario. Se integran perfectamente y en muy poco tiempo con el resto de la clase.


Con iniciativas. El colegio de Tindaya ha sido este año el pueblo de Canarias elegido para participar en un encuentro nacional para celebrar el Día de Internet. Una elección que demuestra el dinamismo de su comunidad educativa.

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