Sánchez promete "firmeza" y exige a Marruecos "respeto" a las fronteras

El Periodico, , 18-05-2021

La crisis migratoria en Ceuta, que ha tomado unas proporciones jamás conocidas hasta ahora, con miles de ciudadanos intentando cruzar la frontera, ha puesto en máxima alerta al Gobierno. No es una cuestión menor. En absoluto. El presidente, Pedro Sánchez, canceló su viaje a París, que tenía previsto para este martes, y compareció de manera extraordinaria en la Moncloa tras el Consejo de Ministros en una declaración institucional sin preguntas con el objetivo de tranquilizar a la población y asegurar la “integridad” territorial de España. Una alocución breve, medida al milímetro, en la que prometió “firmeza” para restablecer cuanto antes la normalidad en la ciudad autónoma. Aunque con ella también mandó un recado a Marruecos, país “socio y amigo de España”: le exigió “respeto a las fronteras mutuas”. Todo ello antes de poner rumbo a Ceuta y Melilla para hacerse cargo de la situación en primera persona. A la primera ciudad también se desplazó el ministro del Interior, Fernando Grande – Marlaska.

Sánchez sostuvo, de entrada, que la “inusitada crisis migratoria”, con esta “súbita llegada de inmigrantes ” —unos 8.000, y muchos llegados a pie o a nado, según la última cifra aportada por Interior—, supone “una grave crisis”, no solo para España, sino para Europa, pues Ceuta, al igual que Melilla, es frontera exterior de la UE. Y la primera respuesta, dijo, dirigiéndose al conjunto de españoles y en especial a los residentes en la ciudad autónoma, es “restablecer” el orden en la zona y en las fronteras “con la máxima celeridad”. “Seremos firmes para garantizar su seguridad ante cualquier desafío, ante cualquier eventualidad y bajo cualquier circunstancia”, proclamó hasta en dos ocasiones. La “integridad de Ceuta como parte de nuestra nación española, su seguridad y tranquilidad”, y también la de los residentes en ella, están “garantizadas por la acción del Gobierno de España, cualesquiera que sean las condiciones y con todos los medios disponibles para ello”, aseveró.

La cifra de inmigrantes llegados en las últimas horas no se había alcanzado hasta ahora en un solo día. No tiene precedentes en España, ni siquiera en los años más críticos de crisis migratorias en Canarias o en el Estrecho de Gibraltar. El Ejército, recordó Sánchez, ya ha desplegado efectivos para las labores de vigilancia, que se suman al refuerzo de 150 policías nacionales y 50 guardias civiles anunciado el lunes por Interior y de otros 50 agentes de la Benemérita confirmados en la tarde del martes. Además, otros 150 antidisturbios están prevenidos por si fuera necesario su traslado a Ceuta. Y ya se han practicado 4.000 devoluciones, proceso que se pretende agilizar con equipos conjuntos de Extranjería y de la Científica de la Policía Nacional para operar las 24 horas del día. El Ejecutivo quiere demostrar que está actuando “con determinación” y “desde el primer minuto”, y por ello Sánchez anunció que se desplazaría de inmediato a Ceuta —a la que llegó al filo de las 17 horas, entre abucheos— y Melilla.

El líder socialista informó de que por la mañana había conversado con el Rey para trasladarle las “líneas de acción” que seguirá su Gabinete, coordinadas por un comité de situación aprobado por el Consejo de Ministros y que preside la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. También había hablado con el jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, y con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, con los que analizó la “respuesta europea” en esta crisis migratoria que afecta a la frontera sur de la Unión. Sánchez manifestó su agradecimiento a las declaraciones solidarias y de apoyo de varios miembros de la Comisión Europea, como la responsable de Interior, Ylva Yohansson, y el del vicepresidente Margaritis Schinas. En la ronda de contactos también incluyó a Pablo Casado, líder del PP, al que informó de la situación y al que mantendrá al tanto, prometió, hasta que “vuelva la normalidad a Ceuta”.

“Mi prioridad es garantizar el control del tránsito en la frontera con Marruecos —subrayó Sánchez durante su alocución en las escalinatas de la Moncloa [aquí en PDF]—, dotar a Ceuta y Melilla de los medios necesarios para solventar la crisis humanitaria y proceder a la devolución inmediata de todo aquel que haya entrado irregularmente” en las dos ciudades autónomas, tal y como está previsto en el acuerdo firmado con Rabat en 1992.

El Gobierno no quiere elevar más la tensión con el país vecino. De ahí que el presidente midiera cada una de sus palabras. Remarcó que “siempre” ha creído “firmemente” que Marruecos es un “país socio y amigo de España, y así debe seguir siéndolo”. El “cuidado” de las relaciones bilaterales, recordó, ha formado parte de la política exterior española “desde siempre”, y también de su Ejecutivo. Es más, su deseo es “estrechar aún más la relación de amistad” con Rabat, porque los “lazos humanos, históricos, culturales, económicos y estratégicos” llevan a ambos países a “cooperar y trabajar juntos”.

Pero para que resulte “efectiva” esa coordinación, avisó, la relación debe “basarse siempre, siempre, en el respeto a las fronteras mutuas”, que “es la base sobre la que se construye la vecindad de países amigos y las relaciones fructíferas para ambos”. Este era su mensaje más claro hacia Marruecos. La exigencia de “respeto”. Poco más. El Gobierno ha eludido en todo momento acusar a las autoridades del reino alauí de pasividad en la vigilancia de las fronteras. Tampoco ha querido relacionar este crecimiento de la tensión a la hospitalización, en Logroño y desde el mes pasado, del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.

De hecho, en la rueda de prensa previa con la portavoz del Gobierno, Marlaska sostuvo una y otra vez que las razones de esta crisis son “múltiples” y se están analizando: influyen factores “socioeconómicos”, la incidencia de la pandemia o razones “humanitarias”, expresión esta última que usa el Ejecutivo para referirse a la acogida de Ghali que tanto ha airado a Rabat. “No vamos a ser simples cuando hablamos de temas muy complejos”, contestó el ministro, que como María Jesús Montero no quiso citar siquiera al dirigente saharaui. No obstante, Marruecos ha hecho ver su irritación con el ingreso, bajo una identidad falsa, de Ghali. La embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, apuntaba este mismo martes a Europa Press que los actos tienen consecuencias y “se tienen que asumir”. Benyaich fue convocada de inmediato por la titular de Exteriores. La ministra Arancha González Laya le expresó, según relató después a los medios, su “disgusto” y “rechazo a la entrada masiva” de irregulares, le recordó que el control de fronteras es “corresponsabilidad” de España y Marruecos y le manifestó su deseo de evitar que actos como estos “puedan volver a repetirse”.

Sánchez, en su discurso, no se refirió a la cuestión “humanitaria” de la acogida de Ghali. Concluyó con ese mensaje de tranquilidad a los ciudadanos, la insistencia en que la “integridad” de España, sus fronteras y la seguridad de sus residentes serán “defendidos por el Gobierno en todo momento y ante cualquier desafío, con todos los medios necesarios” y “conjuntamente” con los socios europeos.

Mi prioridad en este momento es devolver la normalidad a Ceuta. Sus ciudadanos y ciudadanas deben saber que cuentan con el apoyo absoluto del Gobierno de España y la máxima firmeza para velar por su seguridad y defender su integridad como parte del país ante cualquier desafío.

Europa expresa su solidaridad con Ceuta y España.Necesitamos soluciones europeas comunes para gestionar la migración.Podemos conseguirlo si alcanzamos un acuerdo sobre el nuevo Pacto sobre Migración.

Todo nuestro apoyo y solidaridad con España @sanchezcastejon Las fronteras de España son las fronteras de la Unión Europea. Cooperation, trust and shared commitments should be the principles of a strong relation between the European Union and Morocco.

Lo ocurrido en las últimas horas hizo saltar por los aires la agenda de la Moncloa. Para empezar, la del presidente del Gobierno, que decidió cancelar el viaje previsto para este martes a París, en el que debía participar en una cumbre de financiación precisamente de África, organizada por el mandatario galo, Emmanuel Macron. A primera hora de la mañana, antes de su comparecencia, Sánchez, en un mensaje en Twitter, ya adelantaba que su objetivo es “devolver la normalidad” a Ceuta su promesa de actuar con la “máxima firmeza para velar por su seguridad y defender su integridad como parte del país ante cualquier desafío”.

Las relaciones con Marruecos, en los últimos meses, han pasado por momentos de tensión. El pasado 17 de diciembre estaba prevista una cumbre bilateral en Rabat pero los dos países decidieron aplazar la cita por razones de seguridad sanitaria. Justo cuando el presidente de EEUU, Donald Trump, ya de salida, decidió reconocer la soberanía marroquí sobre la excolonia española. La intención de los dos países era llevar la Reunión de Alto Nivel (RAN) a febrero de 2021, pero al final también se descartó esa opción. La ministra González Laya y su homólogo marroquí, Nasser Burita, acordaron impulsar el encuentro, pero no le pusieron fecha.

#MarruecosGolpeaAEspaña A grito de "Hijo de puta’, Pedro Sánchez ha sido recibido en el helipuerto de Ceuta. pic.twitter.com/EIEyhDSUD0

La agenda exterior es materia privativa de la parte socialista del Gobierno. Y más en un área tan sensible como las relaciones con el vecino del sur. En noviembre, el entonces vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, pidió un referéndum para el Sáhara Occidental, posición que fue desautorizada por Laya. En aquel momento, la tensión logró reconducirse. Pero esta vez el desencuentro es mucho más grave. También porque Rabat lleva presionando desde diciembre a España y a la UE para que sigan los pasos de Trump y reconozcan su dominio sobre el Sáhara.

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