'Ética para inversores' de Petros Márkaris (Editorial Tusquets)
Petros Márkaris enmarca el nuevo caso del comisario Jaritos en una Grecia donde los inversores extranjeros son recibidos como heraldos del nuevo maná
Diario Vasco, , 29-04-2021Algunas de las incertidumbres que lastran la mirada social al futuro como una amenaza más que como una promesa de progreso recorren la última novela de Petros Márkaris (Estambul, 1937). El desencanto con la izquierda, la afluencia de inmigrantes y refugiados de regiones que han colapsado económica o políticamente, la gentrificación urbana y el poder trasnacional casi omnímodo del capital (China…) para condicionar las políticas de los estados asoman en el último caso que deberá afrontar el comisario Kostas Jaritos en el Departamento de Homicidios de Atenas.
ÉTICA PARA INVERSORES
Autor Petros Márkaris
Editorial Tusquets
Traductora Ersi Marina Samará Spiliotopulu
Páginas 304
Precio 19 euros
Sobre un fondo de depauperación social y económica, de nueva Edad Media en la que los señores feudales ya no tienen ejércitos sino recursos financieros, como dirá un personaje central en esta historia, Márkaris perfila una historia criminal que aflora las contradicciones y reacciones frente al fenómeno de la inmigración; en Atenas, como en España, un inmigrante sin dinero es una amenaza (aunque luego cuide de nuestros hijos y abuelos), mientras que con la chequera abultada se convierte en una bienhechor que porta el maná.
Un Márkaris combatiente retrata con su proverbial mirada comprometida esa actitud ambivalente, henchida de hipocresía, en dos escenarios. Por un lado, con el renacimiento militante de Lambros Zisis, un comunista de la vieja guardia, derrotado en mil batallas, que gestiona un albergue para gentes sin techo y expulsados del sistema por la crisis. Su desencanto radical con la izquierda, doblegada por la infestación neoliberal, le ha hecho ver que la linea divisoria se ha desplazado de la disyuntiva entre izquierda y derecha a la que distingue entre riqueza y una pobreza con múltiples variantes. «En épocas anteriores, la izquierda representaba el chaleco salvavidas de los pobres, de los más débiles, de los perseguidos. Ahora la izquierda está muerta y los pobres debemos aprender a nadar solos»..
Ataúd para la izquierda
Su apuesta por la movilización de los pobres (inmigrantes del Sur y de antiguos países comunistas, clase media arruinada…) le impulsa a organizar un funeral con ataúd para el cadáver de la izquierda suicidada en una plaza pública, lo que alerta a la Policía y a su viejo amigo el comisario Jaritos. Intuición policial de que puede ser un foco de conflictos en la calle y pasto abonado para infiltrados ultras.
El encuentro entre los dos viejos amigos se cruza con el asesinato de un inversor saudí que pone en guardia a las fuerzas policiales. La víctima proyectaba, cómo no, un gran complejo turístico de lujo junto al mar. El crimen trastoca la vida muelle de Jaritos, ascendido de inspector a comisario y que teme ser víctima de un conflicto de conciencia entre el cumplimiento del deber y su amistad con Zisis. Ahora precisamente, cuando vive embelesado con la vida familiar y su nieto de siete meses, que también se llama Lambros… Las estampas y descripciones en este ámbito de la novela, sus disputas corteses con su recia esposa durante las comidas familiares, tenderán al empalago.
Por el contrario, el crimen del inversor saudí deparará una nueva perspectiva cuando el desarrollo de la trama se recrudezca con nuevas situaciones que enturbian la investigación policial. Quizás anda suelto un lobo solitario, que entonó cuando perpetró el crimen, según recuerda un testigo lejano, una vieja canción popular: «de qué me sirve el dinero si alma no tiene…». La finalidad de las inversiones financieras, el cui prodest, orientará las pesquisas del comisario por las bifurcaciones del caso, mientras con el rabillo del ojo escruta la implicación de su propia familia en las movilizaciones crecientes de los nuevos condenados de la Tierra.
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