La política de devolución de inmigrantes simpapeles promovida desde hace años por Bruselas sigue sin funcionar. “Solo un tercio de las personas que no tienen derecho a quedarse en la Unión Europea son devueltas a su país de origen y de aquellos que regresan solo un 30% lo hacen voluntariamente”, explica la comisaria de inmigración, Ylva Johansson. Ante esta realidad, la Comisión Europea ha presentado este martes una nueva estrategia que aspira a fomentar los retornos voluntarios y la reintegración de los inmigrantes en sus países del origen.

“Es otra parte del puzzle. Los retornos son más efectivos cuando son voluntarios y van acompañados de opciones de reintegración para los retornados y esta estrategia desarrollará un enfoque más uniforme y coordinado entre los Estados miembros para desbloquear todo su potencial”, explica el vicepresidente de la Comisión, Margaritis Schinas, sobre uno de los elementos claves del pacto de asilo e inmigración propuesto en septiembre del año pasado y recogidos en esta nueva estrategia.

De las casi 500.000 personas que recibieron orden de expulsión en 2019 solo fueron devueltas unas 142.000. Bruselas achaca esta baja tasa de retornos a diferentes factores. A la existencia de procedimientos de repatriación fragmentados e ineficientes en los Veintisiete, a la falta de fondos suficientes, de datos y de capacidad administrativa para hacer un seguimiento de las decisiones de repatriación que se toman en los Estados miembros o a la falta de cooperación con los países terceros –la UE solo cuenta con acuerdos de readmisión con 18 países – en cuanto a la identificación y readmisión de inmigrantes.

La solución, según Schinas y Johansson, pasa por reforzar el arsenal legislativo europeo para aumentar la cooperación en materia de readmisiones con terceros países, mejorar el marco de gobernanza, el uso de las bases de datos europeas, utilizar más a la agencia Frontex –ha coordinado el 18% de los retornos voluntarios en 2020 – en las repatriaciones, y nombrar un coordinador europeo de retorno que estará apoyado por una red europea que aportará asistencia técnica a los Estados miembros.

Todo ello con un objetivo: poner a disposición de la UE procedimientos y reglas de retorno comunes y rápidas que reduzcan el riesgo de movimientos secundarios y de que los simpapeles desaparezcan. Además, según Bruselas, las repatriaciones de inmigrantes son más efectivas y menos costosas si son voluntarias y van acompañadas de “oportunidades genuinas” para los simpapeles en sus países de origen a través de proyectos de reintegración y medidas de apoyo tanto en la búsqueda de trabajo como de educación y formación. “Puede beneficiar a toda la comunidad y ayudar a afrontar las razones que llevan a los inmigrantes a abandonar (el país) en primer lugar”, sostiene la Comisión.

Las personas que no cumplen los requisitos para permanecer en Europa y reciben una orden de expulsión se les da normalmente un período de entre los 7 y los 30 días para salir voluntariamente del país. Un plazo en el que las autoridades no toman medidas contra esa persona a menos que exista un riesgo para la seguridad. Según las estimaciones, las repatriaciones forzosas cuestan unos 3.414 euros por persona frente a los 560 euros de los retornos voluntarios.  “La Comisión Europea cree que juntando las palabras retorno y voluntario su plan para deportar a decenas de miles de personas migrantes va a sonar mejor, pero lo que hoy han presentado es, en realidad, la agenda dictada por Orban, Duda o Jansa. Es el deseo de Salvini, Le Pen y Abascal”, ha criticado la eurodiputada de Unidas Podemos, Sira Rego.