Iker Barbero: «Hay migrantes que han cruzado el Bidasoa a nado por desesperación»

PROFESOR DE LA UPV E INVESTIGADOR EN EL PROYECTO TRANSITEUS El profesor de la UPV e investigador en el proyecto Transiteus reflexiona tras la IV Edición de las Jornadas de Políticas de extranjería y asilo

Diario Vasco, BEÑAT BARRETO, 22-04-2021

Iker Barbero, investigador en el proyecto Transiteus y ponente en la IV Edición de las Jornadas de Políticas de extranjería y asilo de la UPV, analiza la realidad migratoria, marcada por las restricciones Covid.

– ¿Qué es el proyecto Transiteus?

– Desde un punto de vista sociológico queremos hacer una radiografía del fenómeno y aproximarnos a saber cuánta gente llega a la frontera, qué dispositivos se destinan, de qué nacionalidades son… En definitiva, una panorámica sociológica. Estamos haciendo un análisis de las principales situaciones jurídicas que se dan; ya sean migrantes en situaciones irregulares, demandantes de asilo y categorías vulnerables como menores o mujeres.

– ¿Qué respuestas proponen para este problema?

– Es importante señalar que desde el punto de vista del proyecto la principal causa de que se haya visibilizado que hay una migración en tránsito que necesita dispositivos de acogida es porque cada vez es más difícil realizar el cruce o continuar el viaje. Se han incrementado en el último año los controles en las fronteras, sobre todo en Irun y Bilbao. Hay demanda de alojamiento para una noche, dos o tres de muchas personas.

La Mesa de Migración desactiva el Plan de Contingencia que mantenía desde principios de marzo
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IÑIGO MORONDO
– En Irun no hay vallas como en otros lugares pero las detenciones continúan, ¿cree que es una realidad invisible?

– No había vallas, pero ahora ya sí. El puente peatonal de Santiago en Irun ya hay una valla que prácticamente impide el cruce. Francia, en muchos cruces, o pasos fronterizos ha puesto barreras franqueables andando pero no en coche. Esos controles que antes eran invisibles para la población autóctona, a día de hoy es más que visible, es una realidad. Aunque sea para entregar una documentación, todo el mundo tiene que parar. Esto para los migrantes es un muro casi inseparable que da lugar a situaciones de desesperación como puede ser cruzar el río Bidasoa a nado. Con todo lo que conlleva eso.

– ¿El nivel de desesperación tiene que ser altísimo, no?

– Claro, como es normal. La desesperación por no poder cruzar a Francia, que es su sueño, lleva al límite a muchos migrantes. Esas personas vienen traumatizadas y la recepción por parte de las autoridades no es acogedora, tiene marcado un perfil policial.

– ¿Qué alternativas existen para la cuestión del tránsito?

– Entendemos que es necesario flexibilizar los requisitos de acceso a los dispositivos de acogida a migrantes en tránsito. Los requisitos tienen que ser conocidos, públicos, de manera que una persona sepa si está en disposición de acceder a algún dispositivo. Si una persona entra hace seis meses, ha solicitado asilo y se lo han denegado… Se suma mucho tiempo y queda fuera. Lo interesante de ese dispositivo es que sea para migrantes en tránsito y que haya disponibilidad de plazas.

– ¿Cuántos migrantes en tránsito pueden haber pasado por Irun?

– Es muy difícil saberlo porque en ningún sitio se registra. Tenemos los datos que aporta Cruz Roja en Irun y desde el 2018 han pasado unas 15.000 personas, que sepamos, porque puede haber muchas más que no han utilizado el dispositivo pero han cruzado con sus redes. Es una magnitud importante y han faltado plazas.

– ¿Qué se puede hacer con la inmigración irregular?

– Reconocer muchos más derechos a las personas independientemente de su situación administrativa. Aunque estén en situación irregular no hay que recortar derechos fundamentales para el desarrollo de la vida social: sanitarios, educación, políticos y laborales. Hay que dotar de medios a las instituciones.

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