Miriam Makeba: «La música sí puede cambiar las cosas»

La dama de la música sudafricana, látigo del «apartheid», abre el Festival

La Razón, 01-07-2006

Madrid – Durante 30 años, Miriam Makeba (Johanesburgo, 1932) vivió en el
exilio víctima del «apartheid». La cantante, actriz y militante pro
derechos humanos vio cómo su música y su apacible figura se convirtieron
en la conciencia crítica de un continente. Después de salir de Sudáfrica,
en los 50, triunfó en Estados Unidos de la mano de Harry Belafonte. Era la
primera vocalista que ponía a África en el mapa de la música
internacional. Anoche, Miriam Makeba, candidata al Premio Príncipe de
Asturias de la Concordia, inauguró La Mar de Músicas en Cartagena, que
este año está dedicado a la cultura de su país, donde ella regresó tras la
caída del régimen racista.
   Makeba, de 74 años, se retira
de los escenarios. Ya no hará más giras fuera de su país. De hecho, el de
ayer fue su último concierto después de cinco décadas de éxitos como
cantante y compositora. No siempre fue así: «Cuando viajé por primera vez
a Europa nadie se quiso sentar a mi lado en el avión. Me recordaba a
Sudáfrica», recuerda la autora de «Pata Pata», su gran éxito mundial en
los 60 . Con 20 años estaba recién llegada a Estados Unidos. «Todo era
nuevo para mí. Mi única carta de presentación era la música. Entonces lo
que se escuchaba era el jazz y el pop. Empecé a trabajar en Broadway, en
el musical sudafricano King Kong. Recuerdo también la noche que canté
para el presidente Kennedy. ¡Mandó una limusina para recogerme y me dio
las gracias!».
   Después conoció a Harry Belafonte, con el que
ganó un Grammy. También fueron amigos de Makeba Nina Simone, Miles Davies
y Sydney Poitier. «Pero las cosas empezaron a ponerse difíciles, sobre
todo cuando anuncié mi boda con Stokely Carmichael (el líder de las
Panteras Negras). A partir de ese momento me cancelaron actuaciones y nos
marchamos a Guinea».
   Denuncia ante la ONU. Para entonces,
Miriam Makeba ya había denunciado ante las Naciones Unidas los métodos
criminales del «apartheid», un sistema que acabó con la vida de gran parte
de su familia. Y de muchos músicos: «Nos perseguían porque decíamos la
verdad y todo el mundo nos escuchaba. La gente acudía a nuestros
conciertos y reconocía en las letras las situaciones que vivían cada día.
Me refiero a los negros».
   En sus actuaciones, la cantante se
liberaba de la rabia, portavoz de un pueblo herido. Y lo hacía muchos años
antes de que se inventaran los conciertos solidarios. «La música no puede
cambiar el mundo, pero puede hacer que muchos se paren a pensar, que todos
puedan decir lo que piensan, por eso creo que la música sí es útil. Si se
fija en los nombres de la canción africana, todos expresan mensajes a
favor de las democracias y la libertad, aunque sean perseguidos». Makeba,
a quien también se la puede considerar pionera de la «world music»,
siempre ha cantado con músicos de jazz. «Y esos mismos músicos – añade – han
hecho conmigo canciones tradicionales de mi país, así que considero que mi
voz se adapta a muchos géneros».
   

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