Un fusil con bocacha, el arma de los antidisturbios

La Razón, 01-07-2006

El arma que hirió a Bertran es la que utilizan los guardias
antidisturbios. Se trata de un fusil al que se le agrega una bocacha para
disparar munición de fogueo, en este caso, pelotas de goma. La normativa
vigente al respecto establece que no se puede disparar el arma a menos de
veinticinco o treinta metros, ya que, aunque la velocidad que adquieren
las bolas de goma es muy inferior a la de las balas, el impacto puede
resultar mortal.
   De hecho, incluso a cincuenta metros y por
prudencia, se debe disparar un tiro al suelo para que el rebote amortigüe
el efecto del tiro. Bertran mantiene que él recibió los disparos a mucha
menos distancia que los treinta metros reglamentarios. De hecho, asegura
que le apuntaron directamente y en ningún caso buscaron un rebote del
disparo en el suelo. Este tipo de agresiones no son un caso aislado. Según
SOS Racismo, casos como el de Bertran han estado y están a la orden del
día en las fronteras de Ceuta y Melilla. Ahora tienen menos eco, todos los
ojos están puestos en los cayucos que llegan a Canarias, pero se dan
casos. La ONG explica que la mayoría de las veces los que reciben estos
disparos vuelven a Marruecos, se curan las heridas e intentan volver a
saltar. Nunca hay testigos, ni informes al respecto, lo que hace imposible
que los hechos lleguen a los tribunales.
   

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