Vamos a ser benevolentes y quedarnos con eso de mejor tarde que nunca. Es lo que cabe pensar viendo que hoy el presidente Pedro Sánchez hará de maestro de ceremonias en Moncloa para presentar un pretendido plan orientado a incrementar el papel de España en el continente africana, ese territorio que para muchos peninsulares queda como lejano mientras que para nosotros es parte de nuestra mapa geográfico.

El plan irá seguido de un viaje de dos días a otros tantos países africanos y la consabida promesa de una política diplomática proactiva, planes de inversión, facilidades para las relaciones comerciales y, por supuesto, la búsqueda de un compromiso de lucha contra la inmigración irregular.

Bienvenido sea que desde Madrid se mire hacia los países africanos. Otra cosa es que esa mirada llegue ciertamente tarde. Y creo que en gran medida impulsada por el sobresalto que ha supuesto el repunte migratorio, como si de repente nos hubiésemos enterado de que hay decenas de miles de personas deseando salir de África para llevar una vida mejor, con el añadido de que hay mafias perfectamente organizadas que detectan los agujeros en el control de fronteras y aprovechan para hacer su agosto.

Tiene razón el PSOE cuando señala que durante el mandato Mariano Rajoy se infravaloró la realidad africana y el interés de España por mimar ese espacio. Seguramente porque había que recortar para atender otras urgencias, pero sucede que lo que pase allí es nuestra urgencia también. Y la de toda España en su conjunto, pues no hay que olvidar que todo inmigrante irregular que llega a nuestras costas, lo hace a las de España, y también a las de Europa.

Ahora bien, los planes y promesas han de estar llenos de compromisos concretos y eso pasa por disponer recursos económicos. Y mantener en el tiempo la hoja de ruta que se diseñe. Los planes españoles para África no pueden ser flor de un día. Las apuestas precisan de paciencia y de un diseño a medio plazo para obtener resultados a largo. Porque la miseria y la desestructuración que hay en algunos países no se corrige de hoy para mañana. Y si España integrase esos planes en las acciones de la diplomacia y la economía comunitaria, pues mucho mejor. De lo contrario, seguiremos perdiendo cancha y la irán ganando otros. Primero fueron los chinos y ahora parece que Estados Unidos vuelve a tomárselo en serio. Nosotros hemos estado demasiado tiempo ausentes.