El padrastro de la joven gitana que el pasado sábado denunció a su familia por malos tratos y por obligarla a contraer matrimonio con una persona de su misma etnia niega todos los hechos. Este pastor evangélico aseguró que jamás le puso la mano encima. Ni siquiera le dio un tirón de pelo, tal y como la chica relató al juez. Mucho menos que le haya concertado una boda con un joven gitano. Ni que tuviese pensado enviarla a Madrid a casa de unos familiares para preservar su virginidad de cara a ese supuesto matrimonio.

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Así se lo hará saber al juez del Juzgado de Instrucción número seis de A Coruña – también llamado de violencia de género – cuando lo llame a declarar. De la mano de su abogado, Manuel Ferreiro, este hombre acudirá a los Juzgados para contarle al magistrado que lo único que quiere «es que la joven se centre en los estudios – acaba de cursar segundo de bachillerato – y estudie una carrera».

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En cuanto al novio payo que tenía la joven y que, según ella, fue amenazado de muerte por sus familiares si continuaba la relación, el padrastro reconoce que no le gustaba ese idilio. «Era menor y siempre estuvimos preocupados por su bienestar, por sus estudios y porque estuviera con amistades que le convenían», aseguró a sus allegados.

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Actitud

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Cuenta además que «en muchas ocasiones» la actitud de la chica nunca fue del agrado de la familia, llegando incluso a llamar a la Policía Local de Culleredo cuando faltaba de casa. «Los agentes la traían de vuelta, le intentábamos explicar lo que estaba bien y mal, pero siempre volvía a hacer lo que quería», le relató ayer a las muchas personas que se interesaron por la joven.

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Cuenta el padrastro que la educación de la joven fue siempre lo que más le preocupó. El hombre, que no ha visto a su hijastra desde que el pasado jueves decidió huir del domicilio que tienen en Vilaboa (Culleredo) – ahora está ingresada en una casa de acogida – , recuerda que «acudió al colegio desde pequeña y últimamente no estaba centrada en los estudios. Actuamos como lo haría cualquier padre».

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Personas del entorno religioso del padre salieron ayer en defensa de su pastor, asegurando que se trata de «un hombre íntegro y que lo único que aquí ocurre es que la chica está en una edad difícil».