REPORTAJE

Padrinos de corazón

El Periodico, 29-06-2006

Widad, de 12 años, y Wafa, de 7, se consideran dos niñas francesas. Apenas se acuerdan del pueblo turco que abandonaron hace casi seis años. Su mundo está en París, donde viven y van a la escuela como cualquier otro niño francés. Pero en realidad no lo son. Forman parte de los centenares de escolares sin papeles, hijos de inmigrantes indocumentados, cuyo futuro está amenazado. No saben si el curso que viene volverán a ver a sus compañeros, porque sus padres están en la lista de candidatos a la expulsión tras finalizar el curso escolar. Es decir, a partir de la próxima semana, cuando expira el plazo otorgado por el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, quien ante la presión de las organizaciones escolares, accedió a esperar al verano para proceder a la expulsión de los sin papeles.
Ayer, Widad y Wafa acudieron al ayuntamiento del distrito 20 de París con la esperanza dibujada en sus grandes ojos marrones. Al igual que los hijos de otras 43 familias, iban a ser apadrinadas por un ciudadano francés. Las asociaciones escolares han inventado el “apadrinamiento republicano”, una ceremonia que consiste en entregar a los niños sin papeles un documento que acredita que tienen el apoyo de un hijo de la república.

Presión al Gobierno
El certificado carece de toda validez jurídica. Su único objetivo es movilizar a la sociedad ante la indefensión de estos niños para presionar al Gobierno y demostrar a las familias de inmigrantes sin papeles que no están solas. “Es monstruoso lo que quieren hacer con estos niños”, opina Claire Nuville, que ayer se convirtió en madrina de Widad y Wafa, a las que conoció en las clases de apoyo para el aprendizaje del francés.
De hecho, la multiplicación de los apadrinamientos en toda Francia y las protestas, que el próximo sábado culminarán con una manifestación en París en apoyo de los sin papeles, han empezado a hacer mella en el Gobierno. El pasado 13 de junio, Sarkozy quiso demostrar que, pese a su fama de hombre duro, también tiene corazón, y emitió una circular suavizando las condiciones para la extradición.
Sin embargo, alguno de estos criterios magnánimamente anunciados por el ministro de Interior ha provocado aún más irritación, además de largas colas ante la oficinas de atención a los inmigrantes.
Los sin papeles acuden a estos centros intentando demostrar que sus hijos no tienen ni idea de la lengua que hablan sus progenitores, porque este es uno de los requisitos para optar a la amnistía sarkozista. “Sarkozy les pide que renieguen de sus orígenes, es aberrante, él debe haber olvidado también el húngaro de sus padres”, lamenta Claire, que está dispuesta a “esconder” a sus apadrinadas si es necesario para evitar que sean repatriadas con sus padres.

Sin vínculos
Además de exigir un mínimo de dos años de residencia en Francia y la escolarización desde septiembre del 2005, la circular prima la ausencia de vínculo alguno del niño con el país de origen de sus padres. Este último requisito no es difícil de cumplir, ya que para no arriesgarse a ser detectadas por la policía, las familias sin papeles evitan volver a pasar la frontera. Para intentar aplacar la indignación que ha provocado la circular, Sarkozy anunció el martes el nombramiento de un “mediador nacional” para analizar caso por caso. Su trabajo será ingente. Se calcula que en Francia residen entre 200.000 y 400.000 sin papeles.
Por su parte, el primer ministro, Dominique de Villepin, quiso dejar ayer claro que las puertas de Francia siguen cerradas. “En ningún caso habrá una regularización masiva”, puntualizó en su rueda de prensa mensual. Mientras, en el distrito 20, los niños cerraron la ceremonia del apadrinamiento republicano con un simbólico lanzamiento al aire de globos con los colores rojo, azul y blanco de la bandera francesa.

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