El proceso de regularización de 2005 consiguió reducir por primera vez la cantidad de indocumentados en Cataluña desde el año 2000 El pasado año se redujo un 8,5% el número de inmigrantes irregulares que residen en Cataluña. La cantidad de extranjeros indocumentados representaba a principios de 2005 un 43,1% del total de inmigrantes existentes en el territorio catalán. Un año después, la cifra se ha reducido hasta el 34,6% del total, situando el número de inmigrantes irregulares en 280.000. Ésta es la principal conclusión que se extrae del Anuario 2005 sobre la inmigración en Cataluña que ayer presentó la Fundació Jaume Bofill.

La reducción de los inmigrantes en situación ilegal se debe fundamentalmente al proceso de regularización que llevó a cabo el Gobierno entre los meses de febrero y mayo del 2005. Ésta es la primera gran operación de regularización de inmigrantes realizada en España realmente fructífera. En las dos anteriores – efectuadas en 2000 y 2001 – «se obtuvo un resultado paradójico, dado que al final acabó aumentando el número de irregulares, por el denominado efecto llamada», aseguró Andreu Domingo, subdirector del Centro de Estudios Demográficos.

Con esta disminución de los inmigrantes en situación irregular se logra frenar una tendencia al alza que ha provocado que desde el año 2000 al 2006 aumentara en 241.000 el número de inmigrantes ilegales en Cataluña.

Aún así, Domingo aseguró que «la mayoría de inmigrantes que llegan al país son irregulares». Jordi Sánchez, director de la Fundació Bofill, añadió que esta circunstancia se produce en buena medida por «la presión ejercida por la Unión Europea para salvaguardar sus fronteras».

Otra cifra recogida por el anuario, y que en este caso no se reduce, sino que continúa aumentando, es la del número de inmigrantes empadronados. A principios del 2006 estaban en el padrón de las poblaciones catalanas unos 940.000 inmigrantes, cinco veces más que en el 2000. Con ello, el número de extranjeros empadronados representa ya más de un 13% de toda la población catalana. Esta circunstancia supone para el demógrafo Andreu Domingo un «fenómeno absolutamente excepcional», hasta el punto de que considera «que tendrá que ser recogido por los libros de Historia».

Domingo considera que este «boom migratorio» se explica por «la atracción que ejerce la buena coyuntura económica», «la propia inercia de los flujos migratorios» y «la incidencia de las medidas legislativas de regularización».

Del estudio de la Fundació Bofill se desprende además que el aumento de la inmigración ha provocado cambios importantes en el origen y la estructura de la población inmigrante. Según el texto, en la actualidad Cataluña está asistiendo a un proceso de «latinoamericanización de los flujos migratorios». Es decir, que la mayor parte de los extranjeros que llegan a Cataluña – el 37% – proceden de países latinoamericanos, especialmente de Ecuador y Colombia. Ésta situación ya se había producido en otras comunidades españolas, pero en Cataluña predominaban los inmigrantes procedentes de Africa. Sin embargo, el análisis por nacionalidades muestra que Marruecos continúa siendo la que más inmigrantes aporta a la comunidad catalana, con 200.000 personas.

Otra tendencia registrada es la del rejuvenecimiento y la masculinización de la población extranjera. La población inmigrante es ahora más joven porque en los últimos seis años se ha producido un reagrupamiento familiar, que ha causado la llegada de niños.Y está formada principalmente por hombres porque los procesos de regularización han atraído a más población masculina que femenina, especialmente de países como Marruecos o Pakistán.

El anuario de la Fundació Bofill precisa también que, a diferencia de las grandes oleadas migratorias de los años 60 y 70, en las que los recién llegados se concentraron en las grandes áreas metropolitanas, la inmigración actual se caracteriza por su «dispersión» por todo el territorio catalán. Sólo 11 de las 41 comarcas catalanas cuentan con porcentajes de inmigrantes inferiores al 10%.