El Gobierno de España ha conseguido algo que tiene mucho mérito: poner a todo el mundo de acuerdo. Pero lamentablemente para Marlaska, Escrivá o Robles, están todos de acuerdo en lo desastroso de su gestión en materia migratoria.

Los campamentos donde están ubicados los inmigrantes en Canarias, lugares de miseria, insalubridad y vergüenza, se siguen llenando mientras aumentan los problemas en su interior. Peleas, colas para conseguir comida, menores, lluvias y frío, protestas… Un sinfín de desgracias, cuyos protagonistas, los inmigrantes , son las principales víctimas de un sistema que ha consolidado a Canarias como una de las cárceles favoritas de Europa. Quizá quieran emular el oscuro encanto que tuvo Alcatraz en la bahía de San Francisco, y así de paso por aquí le sacamos algo de rentabilidad a este despropósito, mientras llegan los turistas.

Lo cierto es que tanto en Gran Canaria como en Fuerteventura o en Tenerife, la situación en estos campamentos es insostenible. Los ayuntamientos ya están al límite. La presión ha pasado a los municipios, que luchan por mantener la armonía social, con vecinos muy cabreados que no entienden nada.

La Laguna, por ejemplo, solicitó de manera unánime en un pleno extraordinario el cierre inmediato de estos centros y el trato digno a sus ocupantes. Dos días después de esa moción, el campamento de Las Canteras empezó a funcionar, con 1.642 plazas preparadas.

Así funciona el Gobierno central. Total, es un problema lejano. Por mucho que Ángel Víctor luche, que lo hace, en Madrid los problemas son otros.