«El racismo sigue bajo la piel»

El Mundo, 28-06-2006

La mexicana Lila Downs, símbolo del movimiento por los derechos de los inmigrantes latinos, presenta disco y gira En el mundo de la mexicana Lila Downs, casi todas las cosas son lo que son y, a la vez, su contrario. Sus canciones tienen un aire trágico, lleno de presagios oscuros, pero sus conciertos son gozosos y lúdicos; su música es una recopilación casi científica de melodías populares de los pueblos indígenas centroamericanos, pero su mensaje llega hasta sus oyentes lleno de frescura… Ella misma es la hija de un cineasta británico y de una campesina mixteca, atormentada durante años por su confusa identidad racial y cultural.


«Ahora veo eso como un privilegio», asegura Downs, llegada hasta Madrid para presentar su flamante disco La cantina y la gira que la traerá a España en julio. «Es música mexicana de la tradición de mi estado, Guajaca, con una interpretación distinta. Hay géneros que entran por ahí, hip hop, sonidos acústicos… Lo que pasa es que, a veces, me gusta más tocar en Europa que en México, porque allí, en Guajaca, la gente espera que cantemos las cosas como tienen que ser», dice.


Ahí va otra paradoja: a pesar de las hondas raíces de su música, el público que más disfruta de las propuestas de Downs es urbano y de clase media: «También en México me empieza a pasar, cada vez llego más a los chavos de las universidades… Será que la inquietud es un buen motor para la gente porque mis canciones son, entre otras muchas cosas, una crítica social a la clase media».


Y eso que la razón social no agota el sentido de las canciones de Downs que, con cierta frecuencia, se vapulea a sí misma en sus letras. ¿Qué tal va la vida, Lila? «Uno escoge muchas de las cosas que le pasan y luego tiene que cargar con sus decisiones. Hay algo trágico en esto, algo muy duro de resignación cristiana. Yo misma lo he sentido así, he sentido mi condición de mujer y latinoamericana me he enfrentado al dilema de parir o no parir, a la sensación de estar incompleta que una tiene, sea cuál sea su decisión».


Downs, en cualquier caso, no se recrea demasiado en esas angustias personales. «Mi reto, en este momento, es averiguar qué necesito decir. Y lo que me sale son dos temas; la migración y el racismo. Quiero cantar en inglés, dirigirme a nuevos públicos y hacer preguntas incómodas». ¿Por ejemplo? «El tabú del racismo. En la derecha se entiende que no existe, que ya pasó. Y eso no es así. Ha cambiado de aspecto pero sigue debajo de la piel».


No es extraño que Downs se haya convertido en un símbolo del movimiento por los derechos civiles que protagonizan los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. «Es maravilloso ser parte de todo lo que está pasando». También, de los cambios que vive su país. «Poco a poco vamos a mejor. Hay una clase media más amplia, más diversa y más crítica que lanza puentes con la cultura indígena».

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