Un cadáver con poca fortuna
La Voz de Galicia, 27-06-2006Eunice Guedes da Silva, la mujer brasileña que murió atropellada por un camión de recogida de basura en Oleiros, no tuvo suerte en la vida. Pereció de forma trágica al poco tiempo de encontrar un buen trabajo. Y ahora parece que tampoco tendrá suerte después de muerta. Si nadie lo remedia, su destino es una fosa común en los alrededores de A Coruña, a miles de kilómetros del lugar donde nació y donde todavía la lloran sus seis hijos.
>
Mala suerte por su escasa fortuna. Así lo cuenta su viudo, Wilson Guimarães. Él se había quedado en Brasil con el resto de la familia, mientras Eunice se ganaba el pan trabajando como empleada de hogar en España para enviarles dinero. Nada más producirse el accidente, hace dos semanas, Wilson recabó los reales justos entre sus allegados y viajó a Galicia con el objetivo de regresar con el cadáver. Pero parece difícil que lo logre. No tiene dinero y se siente abandonado por las instituciones. Hoy está citado en un juzgado de A Coruña y teme que este trámite sea el último, antes de un sepelio sin honra.
>
Indemnización
>
Wilson y la propietaria de la casa donde trabajaba Eunice, Malús Rey, no piden mucho. Les corresponde una indemnización por el fatídico atropello y, como este pago va para largo, ahora sólo quieren que se les adelante la cantidad necesaria para sufragar la repatriación, alrededor de 8.000 euros. Aseguran que lo han intentado con el Ayuntamiento de Oleiros, con la Embajada de Brasil, con la compañía aseguradora y con el Consorcio de As Mariñas, del que depende la empresa propietaria del camión de recogida de residuos. «Pero nadie nos quiere ayudar y yo estoy fatal – lamenta el viudo – . Mi mujer tenía permiso de residencia y de trabajo, y tenía un empleo digno».
>
Malús Rey está casi más indignada que él. «Esto no hay por dónde cogerlo – afirma – . El atestado del accidente determina que la culpa fue del camión y ahora nadie le quiere echar una mano a la familia. No se quieren dar cuenta de que le espera un entierro en una fosa, como si fuera un mendigo desconocido».
>
La mujer relata que Wilson Guimarães «se queda sin nada, con seis hijos que están en la indigencia hasta que se cobre la indemnización, porque vivían del trabajo de Eunice». La cafetería Montrove ha iniciado una colecta para intentar mitigar la situación.
(Puede haber caducado)