Ciudades que luchan contra los rumores y la discriminación

La Red de Ciudades Interculturales (RECI) cumple diez años impulsando un modelo urbano desde la diversidad

El País, GEMMA SOLÉS I COLL, 19-02-2021

Las ciudades son espacios de encuentro con un rasgo definitorio obvio: la diversidad. El espacio público es un lienzo donde se construye lo colectivo más allá de las narrativas hegemónicas de lo urbano. Diversidad sexual, política, étnica, religiosa, económica, formativa… son aspectos que se encuentran, a veces colisionando de frente, en calles, avenidas y plazas, o incluso en comunidades de vecinos, escaleras o centros educativos.

el europeo y se han interesado por este enfoque. Pero las ciudades interculturales en el contexto europeo deben fomentar también el intercambio y conocimiento de las experiencias de otros contextos, como el africano, en los que existe una gran diversidad cultural o religiosa y establecer espacios de intercambio de conocimiento y colaboración.

En España, 20 ciudades que forman parte de este proyecto. Bilbao, Barcelona o Valencia son algunas de ellas, sin embargo, Madrid no. ¿Por qué?

La ciudad de Madrid mostró interés hace unos años para adherirse a la RECI e incluso participaron activamente en algunos encuentros. Pero la firma de los convenios de adhesión se fue demorando por las complejidades burocráticas y luego hubo elecciones y se produjo un cambio de Gobierno y finalmente no se materializó la adhesión. Es una realidad común en redes de ciudades como la nuestra. Los nuevos equipos de gobierno deben valorar si retoman estas cuestiones. Un elemento de fortaleza de la RECI es que hay ciudades que están gobernadas por equipos de gobierno de diferentes colores políticos. Lo importante es que exista un compromiso político real y también una coherencia entre los discursos y narrativas y las políticas concretas que se implementan. La gestión de las percepciones es una dimensión muy importante de las políticas relacionadas con la diversidad. Una frase determinada puede echar por tierra el trabajo de mucha gente a favor de la convivencia.

También encontramos ciudades no tan grandes, pero con unos niveles de migración elevados (como Salt, que tiene más de un 40% de población de origen extranjero). ¿De qué forma se trabaja con estos municipios más pequeños?

La verdad es que la forma de trabajar no cambia tanto. Lo que de verdad es relevante es el nivel de compromiso político que exista en la ciudad y del nivel de implicación y perfil de los equipos técnicos. En los municipios más grandes puedes encontrar más complejidades a la hora de trabajar la transversalidad porque la estructura es mucho más grande y en otro más pequeño puedes realizar una vista de expertos y puedes implicar fácilmente a responsables de áreas como urbanismo, economía, educación, cultura, policía local… Pero insisto, que lo más relevante es el compromiso político y si existe una apuesta por la transversalidad real. Todos los municipios tienen que rellenar el cuestionario del Índice de ciudades interculturales del Consejo de Europa, que permite identificar debilidades y fortalezas de cada ciudad. Esto ayuda a priorizar las actuaciones y a decidir qué tipos de formaciones, instrumentos o metodologías nuevas es necesario desarrollar.

¿Cómo define la integración cultural el proyecto RECI y de qué forma las ciudades que lo integran contribuyen a la cohesión social desde la diversidad?

El enfoque intercultural parte de la constatación de una realidad social y cultural diversa, y que no se vincula únicamente a los flujos migratorios, ya que incluye muchas diversidades que están interrelacionadas entre sí. A las diferencias de orígenes y contextos culturales, hay que sumarle aspectos como la etnia, la fisonomía de las personas y el pluralismo religioso que deben mirarse también desde la perspectiva de las diferencias de sexo, edades, clase social, nivel de formación, orientación sexual, capacidades etc. Es esta mirada global y transversal la que nos ayuda a determinar las causas de desigualdades, vulnerabilidades y discriminaciones. La perspectiva intercultural intenta dar respuesta a las debilidades identificadas de otros modelos como el asimilacionista o el multiculturalista, y lo que pretende evitar serían los procesos tanto de segregación, exclusión y discriminación, como los de homogeneización cultural provocados por la falta del reconocimiento de la diversidad. El objetivo es construir una sociedad más cohesionada e inclusiva que dé respuesta a las complejidades de la diversidad sociocultural y que también aproveche las oportunidades que plantea, que son muchas.

Desde la perspectiva de las políticas públicas de las ciudades el enfoque intercultural implica que el conjunto de áreas municipales incorpore los principios interculturales en el diseño de todas las políticas desde una mirada transversal y como un proceso de transformación dinámico y en permanente aprendizaje.

Los principios son:

1. Avanzar hacia la igualdad real y efectiva de derechos, deberes y oportunidades de todas las personas a partir del compromiso con la no discriminación y la equidad. Esto requiere identificar los espacios de desigualdades y discriminaciones que por ejemplo dificulten el acceso a servicios básicos. Ejemplos de actuaciones:

Compromiso con una política de empadronamiento activo de todas las personas que viven en la ciudad y que es la principal vía de acceso a unos servicios mínimos.
Disponer de indicadores e información rigurosa sobre los espacios de discriminación y vulnerabilidad y la creación de recursos e instrumentos específicos como por ejemplo la Oficina para la No Discriminación del Ayuntamiento de Barcelona.
Compensar el impacto de desigualdades de carácter más estructural vinculadas al contexto económico, el mercado laboral, el sistema de salud o el acceso a la vivienda con políticas activas de formación, apoyo, asesoramiento etc. que de adapten a la diversidad de perfiles socioculturales.
2. El reconocimiento y respeto de la diversidad cultural como un aspecto estructural de la sociedad que es necesario reconocer y poner en valor desde el respeto a derechos fundamentales y la democracia.

Afirmar que no hay culturas mejores que otras no significa que no se pueda debatir críticamente sobre diferentes elementos culturales de todas las culturas, desde la perspectiva de la defensa de los derechos humanos y derechos fundamentales como por ejemplo la igualdad entre hombres y mujeres , entre otros. Esto implica una cultura del diálogo intercultural que tenga muy presente las relaciones de poder y las situaciones de vulnerabilidad.

Ejemplos:

Que el personal de la propia administración represente, a todos los niveles, la diversidad sociocultural de la ciudad.
Que la narrativa que se hace de la ciudad y su forma de comunicarla refleje la diversidad real (desde las campañas de comunicación, al nomenclátor).
Que los programas y equipamientos como bibliotecas, centros cívicos, casales etc. se adapten a la diversidad de su entorno.
Que se promueva el pensamiento crítico y se abran debates complejos sobre los conceptos de diversidad cultural, los derechos, el etnocentrismo y las realidades históricas que han condicionado muchas desigualdades.
3. Facilitar entornos que promuevan la interacción positiva y la generación de vínculos y sentidos de pertenencia compartidos a partir de los elementos comunes y compartidos que favorezcan la cohesión social, la convivencia. Ejemplos:

Políticas activas contra los procesos de segregación urbana y educativa.
Diseño del espacio público desde un punto de vista inclusivo, que ponga a las personas en el centro y tenga en cuenta la diversidad de usos y necesidades y se gestionen de manera proactiva las complejidades de convivencia desde los servicios de mediación.
Impulso de iniciativas culturales, sociales, deportivas a nivel comunitario que faciliten los espacios de interacción positiva en condiciones de igualdad a partir de la dinamización cultural, social y deportiva.
Impulso de estrategias para promover el pensamiento crítico y la empatía y cuestionar los estereotipos y los prejuicios, como la estrategia antirrumores.

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