ARTÍCULO // DISCO DURO

LA VIDA EN SERIO

El Periodico, 27-06-2006

UNA COSA es jugarse la vida y otra muy distinta jugar a héroes. La diferencia está en que en ciertos lugares disparan y en otros lugares detienen. La tragedia no puede imitarse con la frivolidad.
La vida y la muerte, el riesgo y la resistencia, dependen en última instancia del umbral de conformidad que tenemos ante una injusticia. Depende de dónde nacemos, dónde vivimos o el tiempo en el que nos ha tocado vivir nuestras posibilidades de morir son distintas. Veamos.
Hace años, cuando el conflicto del Ulster estaba todavía en el aire, vi cómo en un domingo la iglesia católica del pueblo estaba rodeada por unos tipos corpulentos que defendían la ceremonia ante el eventual ataque de los unionistas. Pensé que, de haber vivido en el Ulster, yo habría sido católico, mi vida hubiera valido menos y tal vez habría aceptado incluso una huelga de hambre. Ayer la prensa nos daba nuevas noticias sobre el conflicto de Palestina. Pensé también que, de haber nacido en Gaza, con una familia rota por una guerra ancestral y con una educación callejera basada en el tiro de piedra al tanque, también me habría implicado en la defensa suicida de mi pueblo y probablemente habría perecido en el combate.
Una página más allá, el drama de Irak me recuerda que no hace falta siquiera ser un luchador de nada para morir mientras compramos medio kilo de aceitunas en un mercado de Bagdad. De haber nacido en Darfur, probablemente no habría llegado a los 10 años, y si mi país fuera Sierra Leone sería víctima o verdugo del miedo armado.
Nacemos donde nacemos y no hay vuelta de hoja. Se pudo nacer en España hace 70 años, pero las medias Españas se mataron mutuamente. Se pudo nacer en España bajo una dictadura y la lucha por la libertad a veces dejó algunas víctimas. Hoy la protesta ante la injusticia continúa siendo un valor, pero ese valor puede expresarse de muchas maneras. Y el orden democrático también puede ser defendido con una policía democrática. Este fin de semana se asaltó una instalación pública destinada a una causa que nos escuece. Se rompieron máquinas y se detuvo a sus autores.
Leo que los asaltantes protestan porque una vez detenidos fueron atados y mantenidos un par de horas al sol. Otro día será mejor okupar en un día nublado. Porque la causa de la inmigración es una causa noble cuya nobleza se pierde por los métodos.
Cuando nos hemos dado una policía democrática ha sido para que defendiera los derechos de todos. Una policía democrática es una policía que no actúa con arbitrariedad. Y si algún uniformado se salta las reglas, a la calle. Pero no podemos creer que una policía democrática es una policía gilipollas que hace de comparsa a algaradas intencionadas que intentan forzar unas leyes afortunadamente garantistas. Tenemos una policía que no va a llevar a nadie a la muerte ni al abuso, pero a la que hemos dado instrucciones para evitar robos, saqueos, asaltos y destrozos. Tantas causas de riesgo que hay en el mundo, y ese heroico mundo del asalto fino viene aquí a sentirse víctima de dos horas al sol.
Es fácil provocar en países que entienden la provocación como una travesura. Es fácil llamar fascistas a los que, entre la manifestación y el asalto, prefieren la mani. Es fácil. Demasiado fácil.

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