En ‘El ombligo de Guie’dani’ dos niñas son sus protagonistas: la indígena zapoteca que indica el título y otra rebelde llamada Claudia. Ambas entablan una intensa relación afectiva en esa megalópolis que es la Ciudad de México. Pero, de lo que trata esta cinta es la forma condescendiente, cuando no racista, con la que son tratadas las indígenas que tienen que servir. En ese sentido, la película de Xavi Sala es la antítesis de la romántica ‘Roma’ (2018), de Alfonso Cuarón. En unos tiempos tan acongojantes, donde cada cual va a su bola, en los que despropósitos de todo tipo se suceden de forma exponencial, conviene reivindicar películas como la presente.

La mayoría de las empleadas domésticas en México se ven obligadas a migrar de sus pueblos de origen para instalarse en la gran ciudad, donde se exponen a todo tipo de atropellos. La trama describe asimismo el desarraigo y la pérdida de identidad de unos seres humillados y ofendidos, descritos en ‘El ombligo de Guie’dani’ sin perifollos inútiles.

Su máximo responsable ha filmado una película honesta, sincera e independiente sobre mujeres predestinadas a la tristeza, pero todavía capaces de soñar, de entreabrir sus muslos dulcemente y disfrutar del rito cotidiano del agua y del espejo, conforme el sol se enreda en sus pestañas.