El fenómeno de la inmigración irregular fue uno de los asuntos centrales en la constitución de la Casa de Africa, cuya sede oficial está desde ayer en Las Palmas de Gran Canaria.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, asistió en la capital grancanaria a la puesta en escena de la nueva institución, cuyo objetivo es fomentar las relaciones hispano – africanas «con la vocación de convertirse en marco de reflexión y foro global de conocimiento y aprecio recíproco con los países del continente africano», en palabras del propio responsable de política exterior del Gobierno.

El acto estuvo marcado por el discurso de la alcaldesa de Las Palmas, Pepa Luzardo, del PP, que, tras señalar que Canarias es la primera frontera en el fenómeno migratorio, exigió al ministro «medidas eficaces de todas las administraciones contra la inmigración irregular y no hacer, al margen de la UE, experimentos legislativos que tan mal resultado han obtenido», en clara referencia al último proceso de regularización impulsado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

El ministro reconoció el derecho de la alcaldesa «a exigir», si bien añadió que el Ejecutivo «no va a decepcionar a los ciudadanos canarios, ya que está comprometido en la apuesta hacia el futuro de Africa».

Moratinos aseguró que no tiene la «varita mágica» para resolver el problema, y destacó la importancia de afrontarlo de manera conjunta con los países emisores y con la UE. «Estamos trabajando todos los días para paliar y reducir al máximo este tipo de emigración», afirmó.

Moratinos también confirmó que ya se han reiniciado los vuelos de repatriación a Senegal, que se interrumpieron al día siguiente de la firma del acuerdo, cuando los primeros 99 repatriados llegaron de vuelta a su país protestando por las condiciones en las que se había realizado el traslado.

«Ha habido unas semanas de modificación de los mecanismos y se han vuelto a reanudar los vuelos con normalidad», aseveró el ministro de Exteriores.