España era un país envejecido
José M. Marco Periodista
La Razón, 26-06-2006Estamos en un país que hasta el año 96 no tenía inmigración. La creación
de empleo entre el año 82 y el 96 era cero, y a partir del 96 es cuando
empieza el fenómeno migratorio. Un país empieza a generar riqueza y empleo
cuando se toman determinadas decisiones políticas y cuando existen
determinaciones que permiten enfocar decisiones políticas y económicas.
Eso creo que es un planteamiento importante para los españoles y también
para los países que producen inmigración, planteando desafíos económicos
en cuanto a la capacidad de resistencia de nuestro estado de bienestar.
Esta situación plantea problemas y aportes demográficos fundamentales.
España era un país envejecido y provecto en muy pocos años a menos que la
inmigración aportara un caudal de nuevos españoles. Y también plantea
problemas económicos en muchos otros aspectos. El desafío económico es uno
de los aspectos del problema y de la presión de la inmigración. Otro es el
control o no control de los flujos de inmigración. Cada vez es más difícil
en un mundo tan abierto y más complicado por la naturaleza de la demanda
de mano de obra que plantea el mercado laboral europeo, que necesita
inmigración muy cualificada. Los flujos de inmigración son atraídos por
políticas liberales, generalmente de derechas y luego son aprovechados por
partidos o gobiernos de izquierda. Muchas veces se genera un debate acerca
de la utilización de la inmigración por parte de políticas que pretenden
garantizarse un electorado gracias a un recurso que a mí me parece
inmoral. El problema de la inmigración es tan central porque plantea una
pregunta: ¿cuál es la naturaleza de la sociedad en la que queremos vivir?
Los inmigrantes deben plantearse qué nuevos españoles quieren ser, cuál es
su proyecto de España.
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