Llegados del cielo o en patera, los inmigrantes solventan un problema
PABLO VÁZQUEZ / Profesor de Economía U. Complutense
La Razón, 26-06-2006La inmigración se puede ver como una bendición. Probablemente en la
economía española es el hito más importante después de la entrada del euro
en la Unión Europea. Hay una teoría muy famosa en economía en la que se
intentan estudiar las variables que determinan el crecimiento económico de
un país. La variable que sale determinante según los expertos para el
crecimiento de los países a largo plazo es sólo una: la población; es
decir, el tamaño de la población, su formación, sus características
sociodemográficas son las que determinan el porvenir económico de un
pueblo.
En 1996 el panorama que tenía España era bastante sombrío:
las previsiones que hizo Naciones Unidas del número de españoles nos
situaba en el año 2050 con 30 millones de personas. Y de pronto,
inesperadamente, tenemos este «shock» positivo de la entrada de
inmigrantes y las últimas previsiones del INE apuntan a que en el año 2050
andaremos por los 52 millones de habitantes; es decir, no sé si venidos
del cielo o de pateras hay unos señores que nos van a arreglar el
problema. Y no uno pequeño. Las empresas españolas en el año 96,
conocedoras de estos datos, se dedican a abrirse al exterior. El
envejecimiento de la población española coincide con una necesidad de las
empresas españolas de abrir nuevos mercados porque el mercado español es
uno ya muy maduro y en el que van a ser difíciles crecimientos
importantes. Esto ha cambiado radicalmente.
La gran «estrella». Si
habéis asistido últimamente a alguna presentación de una empresa española
en la que hayan expuesto sus planes para el futuro, la gran estrella son
los inmigrantes. La idea es que los bancos quieren hacerse con las
hipotecas de los inmigrantes, con las llamadas de teléfono, con sus
contratos de luz… Porque son el potencial, desde el punto de vista
económico, más dinámico que tenemos en nuestro país. ¿Por qué son
importantes? En primer lugar, porque el crecimiento económico es la suma a
lo bruto de dos factores: el capital y el trabajo. Entonces nos
encontramos con que uno de los dos factores que generan crecimiento ha
aumentado una barbaridad. Esto ha hecho que la economía española crezca de
manera sostenida, lo que explica la continuidad en el tiempo de nuestro
crecimiento económico. De no haber sido por la inmigración, España hace
tiempo hubiese entrado en una crisis. Esto a nivel macroeconómico, pero a
nivel de microeconomía explica muchas cosas, por ejemplo, en gran medida
explica la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Ellas se han
podido incorporar a ese mercado porque la red de guarderías ha sido
sustituida por los inmigrantes. En segundo lugar, nuestro modelo de
inmigración legal es ineficiente: Es «soviético». Nuestro sistema de
incorporación de inmigrantes se basa de facto en dos cosas: una, en un
contingente; dos, en una regularización: ir convirtiendo a los irregulares
en regulares. Éste es un sistema absurdo en el que se premia al que
consigue saltar. La persona que consigue llegar, ya lo ha conseguido. Esto
no es común en otros países y crea el incentivo de entrar. Se premia al
que toca la playa. Si se ponen más medios para evitar la entrada, se hace
más caro lo que van a pagar los inmigrantes por entrar.
La
tendencia en el resto de los países es la inmigración selectiva. Elijamos
a la gente que va entrando. Demos incentivos para que los más cualificados
se incorporen a nuestro mercado de trabajo.
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