DEL DIRECTOR
Cosas que cuesta entender
Después nos pedirán responsabilidad
Canarias 7, , 01-02-2021Se convoca una concentración en un barrio cualquiera contra la inmigración. Cuando que se convoca es al margen de la legalidad vigente, esto es, no se comunica en tiempo y forma a la autoridad competente, sino que se lanza a los cuatro vientos de las redes sociales.
Por si fuera poco, ocurre que la convocatoria conlleva saltarse todas las restricciones por el nivel de alerta ante los contagios por covid. Para empezar, porque a las diez de la noche toca estar en casa, después porque no hay distancia social y tercero porque las mascarillas brillan por su ausencia y quienes las llevan lo hacen mayormente para que no se les identifique.
Después está el asunto de los mensajes que se lanzan, los que aparecen en algunos carteles y los que se pueden escuchar en las redes sociales. Cualquier parecido con un presunto delito de odio no es pura coincidencia; es que se trata del espejo en que se miran los que los profieren. Odian y quieren sembrar el odio, cuando teóricamente eso está penado. Será más cuestionable o menos, pero para algo se incluyó en el Código Penal.
Sigamos con el relato. ¿Qué sucede con todo esto? Pues poca cosa, muy poca cosa, por no decir que nada. Si usted decide salir a la calle a dar un paseo nocturno incumpliendo el toque de queda, se expone a una dura sanción, pero si participa en el aquelarre anterior, pues le sale gratis. Porque allí estuvo la Policía pero con la orden, por lo que sabemos, de no hacer nada.
La consecuencia es evidente: algunos de los que primero participaron en la ‘fiesta’ de Las Rehoyas, el sábado por la tarde estaban en la de La Isleta, de manera que les salió gratis por partida doble. Y no se trata de defender detenciones masivas e indiscriminadas, sino de identificar a los promotores y llamar a capítulo a quienes siembran el odio. Tan difícil no será: los vídeos están ahí.
Ahora bien, si los medios de comunicación ‘convencionales’ nos hacemos eco de esos hechos y también de esos vídeos, entonces aparecen los puristas que nos señalan, nos acusan de difundir mensajes de odio e incluso nos denuncian. O sea, los pájaros contra las escopetas.
Así se está escribiendo parte de la historia de este polvorín social en que están dejando que se convierta Canarias. El grado de encanallamiento crece a pasos agigantados y esta doble vara de medir solo sirve para dar alas a los que quieren que salte la chispa cuando hay tanta gasolina derramada. Después nos pedirán responsabilidad. Que ya sabemos que es lo mejor saben hacer los más irresponsables.
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