madrid. El relator especial de la ONU sobre el derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, aseguró ayer que el hambre, la desesperación y la angustia de no saber qué pasará mañana son las principales causas de migración desde los países del Tercer Mundo.

Ziegler, autor del libro El Imperio de la Vergüenza , entre otros, ha asistido durante esta semana al 2º Foro Social Mundial de las Migraciones, celebrado en Rivas Vaciamadrid, una reunión que analizó a fondo las causas “de la migración involuntaria”.

Durante su estancia en Madrid, Ziegler aseguró, que los inmigrantes “no dejarán de intentar llegar a la península, a pesar del peligro que conlleva, porque el hambre aumenta en sus países de origen”.

En este sentido, afirmó que el acuerdo entre España y Marruecos para cerrar las fronteras en el Estrecho de Gibraltar “no supone el fin de la llegada de inmigrantes”, ya que “la tragedia continúa en sus países”.

Además, advirtió que en la actualidad, como consecuencia de lo anterior, los inmigrantes realizan una ruta “más complicada” para llegar a España, lo que “incrementa el número de muertos”, por ello, agrega, “el cerramiento no es la solución”.

Los datos con los que trabaja Ziegler muestran una “horrible tragedia” porque en África, el 36% de la población está “mal alimentada”, cifra que aumenta cada año.

Además, recordó que 100.000 personas mueren de hambre cada día o de sus consecuencias inmediatas y cada cinco segundos un niño de menos de diez años fallece por la misma razón; además, cada cuatro minutos una persona pierde la vista por falta de vitamina A y uno de cada seis personas sufre alguna invalidez como consecuencia del hambre.

Todo esto “no es una fatalidad”, sino consecuencia del orden capitalista mundial “asesino y absurdo” porque “mata sin necesidad”, ya que “cuando un niño muere de hambre, muere asesinado”.

Respecto al papel que juega la ONU en este contexto, Ziegler aseguró que esta organización “está en crisis profunda” porque Estados Unidos, que es su mayor contribuyente, practica una política “de tortura, de secuestro y de violaciones tremendas de los derechos humanos” y tiene un “gran poder de chantaje”.

Reconoció, no obstante, que la ONU es “esencial” para la humanidad porque promueve dos documentos “fundamentales” para la civilización contemporánea, como son la Declaración Universal de los Derechos Fundamentales y la Carta de 1945.

Asimismo, definió al Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio como organismos “mercenarios” del orden capitalista porque practican una política de “liberalización extrema y de privatización”, lo que significa que los poderes estatales en el Tercer Mundo desaparecen y ello provoca una desprotección de sus habitantes.

La globalización produce grandes riquezas pero al mismo tiempo aumenta la pobreza “como nunca lo había hecho antes”, por ello, instó a que sean los estados de origen de las multinacionales los que impongan el respeto a las leyes laborales de los trabajadores del Tercer Mundo.

El fenómeno de la globalización contribuye, en su opinión, a que las grandes empresas multinacionales tengan “más poder que el Papa”, y ha conseguido que en la década 1992 – 2002 el Producto Bruto Mundial se multiplicase por dos y el comercio mundial por tres, “algo increíble”. >efe