Ocio

Rivas, capital del 'buen rollito'

El Mundo, 26-06-2006

Música. Más de 12.000 personas disfrutaron de la música de Goran Bregovic, Ojos de Brujo y Asian Dub Foundation en la clausura del Foro de las Migraciones Antes de que se empezase a hablar de movimientos migratorios, la música ya estaba viajando de un lugar a otro, dejando jirones por allí, llevándose inspiraciones del otro lado, mutando, haciendo caminos de ida y vuelta… Por eso, el II Foro Social Mundial de las Migraciones, que durante la semana pasada se celebró en Rivas, escogió una fiesta musical gratuita como colofón a las jornadas de debates, conferencias y talleres.


Tres grupos señeros en el nomadismo musical se encargaron el sábado de poner en práctica el lema Ciudadanía Universal y Derechos Humanos que presidía el foro. Ojos de Brujo – con su flamenco contaminado de músicas árabes y ritmos hiphoperos – , Goran Bregovic – escoltado por su orquesta paneslavista – y Asian Dub Foundation – tal vez la mezcla más diversa de la noche: electrónica británica de orígenes pakistaníes y aires jamaicanos – congregaron a cerca de 12.000 personas en el polideportivo del Cerro del Telégrafo.


El carácter gratuito del acto formó una mezcla de público en la que abundaban los jóvenes buenrollistas llegados de la capital y de las localidades de alrededor, pero también las familias con niños correteando, los turistas de Interrail y los inmigrantes de la Europa del Este.


Los primeros en salir fueron los barceloneses Ojos de Brujo. Convertida ya en la gran promesa internacional de la música española, la banda de Marina La Canillas volvió a destilar su «jip jop flamenquillo para todas las quillas y para todos los quillos». La cantante dijo estar encantada de compartir escenario con Goran Bregovic y Asian Dub Foundation – quienes, por cierto, colaboran en su último disco, Techarí – , cosa que demostró cuando, una vez acabada su actuación, permaneció sobre las tablas para escuchar sus interpretaciones. Canciones como Tiempo de soleá y Nada en la nevera calentaron la noche mientras la banda de Bregovic preparaba su asalto.


Al cantautor y humorista Pepín Tre le tocó la difícil papeleta de presentar el concierto y amenizar la espera entre las actuaciones. La improvisación, terreno difícil, parece no ser su fuerte y, así, no dejó de mirar atrás en sus apariciones, esperando la irrupción de los músicos.


Con un retraso de más de una hora con respecto al horario previsto, apareció en escena el primer músico de la banda de bodas y funerales de Goran Bregovic. Una corneta a la que siguieron un saxo, una trompeta, una tuba… y así, hasta formar un conjunto de vientos rematado por un orondo soplador de tuba. A continuación, un acordeonista, un coro femenino y, finalmente, el señor Bregovic y su guitarra. Quienes estuvieron en el concierto del serbo – bosnio de las fiestas de San Isidro de hace tres años, sabrán que las actuaciones de Bregovic son trepidantes, repletas de localismos que se convierten en ritmos universales, ideales para saltar y hacer el cabra. La sabia mezcla de cantidad y calidad de los intérpretes – sobre el escenario había 15 músicos, llegados de Serbia, Bulgaria y Macedonia – hicieron posible que canciones tradicionales sonasen tan atropelladas como berridos punk, y viceversa.


El propio Bregovic, hijo de madre serbia y padre croata, y casado con una bosnia musulmana, representa como ningún otro los dramas de la migración. Sin embargo, su música no ha perdido optimismo ni vitalidad. Ejemplo de ello son sus dos canciones más conocidas, que el sábado convirtieron el polideportivo de Rivas en una orgía danzarina. De un lado Mesecina, incluida en la banda sonora de la película de Emir Kusturica, Underground: una balada sobre el amor desgajado por la guerra en la que los lamentos se convierten en gritos de jolgorio. Del otro, Kalashnikov, esa oda al fusil ruso que tanta muerte sembró en los Balcanes, reconvertido en los conciertos en arma festiva. Además, Bregovic se atrevió con tangos, baladas y canciones cercanas al rock, extraídas de sus bandas sonoras para las películas de Kusturica y de sus discos en solitario. Tras él, los londinenses Asian Dub Foundation terminaron el viaje musical alrededor del mundo, con la presentación en directo de su último disco, Tank.


Además de los conciertos del sábado, el Foro Social Mundial de las Migraciones contó con otras muchas actividades, agrupadas bajo el nombre Cultura en la Calle. Actuaciones de músicos marroquíes (Said El Mâalem, Asociación Atlas), saharauis (Mariem Hassan), peruanos (Inti Raymi), búlgaros (Aibe Balcan), senegaleses (Diengoz, Djibril M’bae), así como de la Orquesta Municipal de Rivas, la batucada de Samba da Rúa y la fusión entre el flamenco y la txalaparta vasca de Palo Flamenco completaron la panorámica por las músicas del mundo.


Por otro lado, las calles de Rivas se llenaron de pasacalles de Colombia y España, de actividades autogestionadas y de fiestas populares en las que se mezclaban las mediterráneas hogueras de San Juan con las caravanas chinas y las celebraciones peruanas.


Por último, Cultura en la calle contó con un apartado dedicado al arte de vanguardia, en el que se pudieron ver propuestas como la de Nilo Gallego, Pablo Rega y Fernando Oyagüez, que musicaron la preparación de una sangría con diversos dispositivos en su montaje Yavestruz comoandamios parecementerio. Por su parte, el colectivo Txokolarte presentó una nueva forma de creación de obras gráficas: mediante la estampación de tinta por las suelas de unos bailarines. Instalaciones con pateras, videocreaciones del grupo El Perro o actuaciones con páginas de Internet y videojuegos completaron esta panorámica artística sobre las migraciones.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)