Joe Biden no ha perdido ni un segundo en enterrar uno de los proyectos dogmáticos de su antecesor en la Presidencia de Estados Unidos. El nuevo residente en la Casa Blanca ha firmado un decreto por el que ordena paralizar la construcción del muro en la frontera con México, que precisamente fue uno de los estandartes de la política de Donald Trump contra la inmigración ilegal. El ya expresidente defendió durante su campaña electoral en 2016 que una gran barrera frenaría la entrada de inmigrantes. El «infranqueable, grande y hermoso muro», como Trump lo describió entonces, fue una de las grandes promesas de su candidatura.

Biden siempre ha mantenido que uno de sus primeros pasos en la Casa Blanca sería la paralización de las obras de la valla. Por el contrario, Trump incluso afirmó recientemente que el muro había impedido en Estados Unidos una «inundación» de contagios de coronavirus con origen en otros países.

La línea fortificada entre ambos países empeoró las relaciones con México al comienzo del mandato de Trump, pero el plan también ha generado una constante polémica en Washington. A mediados de enero de 2019, Trump amenazó con declarar la «emergencia nacional» en la frontera sur si demócratas y republicanos no eran capaces de llegar a un acuerdo sobre el techo de gasto que incluiría el dinero necesario para construir el polémico muro. La Administración pública estuvo cerrada desde el 22 de diciembre 2018 porque el Congreso – tanto los demócratas como algunos republicanos – se negó a financiar la gigantesca valla, lo que hizo naufragar el acuerdo sobre el nuevo límite de gasto.

En julio de 2019, la Corte Suprema autorizó a Trump a destinar 2.500 millones de dólares del Pentágono para erigir la muralla. Sin embargo, solo dos meses después el Departamento de Defensa desvió para financiarla más de 3.600 millones que estaban reservados a escuelas, servicios y bases militares. En total, 127 proyectos perdieron entonces sus fondos para blindar con ese dinero más de 280 kilómetros de muro.

La idea de Trump se basaba en fortalecer la barrera ya existente con México elevando la altura hasta casi 10 metros y aumentando las patrullas y los dispositivos de detección de personas. Actuaría en 1.100 kilómetros, casi un tercio de la longitud de la frontera con México.

El magnate republicano calculó un presupuesto de 12.000 millones de dólares, pero los técnicos matizaron que la suma final sería muy superior. En la visita de Trump a Texas el pasado 12 de enero estaban acabados 664 kilómetros de la colosal estructura, si bien la mayor parte de esas obras correspondía a reparaciones de pantallas montadas años atrás.

La decisión de Biden ha sido muy bien recibida por su vecino sureño. El ministro de Asuntos Exteriores de México, Marcelo Ebrard, manifestó que su país «saluda el fin de la construcción del muro».

En el mismo sentido, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, opinó que «lo del muro es muy bueno», pero puntualizó que no solo Trump levantó barreras fronterizas y recordó que previamente lo hicieron Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton. «La idea que existía era que todo lo relacionado con el muro era Trump», dijo López Obrador, quien abogó por «reconocer lo bueno de quien esté de presidente de Estados Unidos».