La picaresca se impone en la frontera
Tras el blindaje del perímetro fronterizo de Ceuta y Melilla los
La Razón, 24-06-2006Ceuta – Desde los trágicos sucesos que siguieron a las avalanchas sobre los
perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla del otoño pasado, ningún
inmigrante ha conseguido entrar por esa vía en el territorio de las
ciudades españolas en África. La impermeabilización de ambas fronteras,
cuyo doble vallado se ha elevado ya de 3 a 6 metros en toda su longitud y
en el que ahora se está instalando la controvertida «sirga
tridimensional», y la colaboración de las autoridades marroquíes, que han
desplegado puestos permanentes de su Ejército junto al perímetro y ahora
excavan un foso a su lado para dificultar aún más la tarea de los «sin
papeles», ha obligado a los inmigrantes indocumentados a utilizar toda su
astucia para llegar a las ciudades autónomas. Escondidos debajo de la
chilaba de una mujer marroquí de avanzada edad; disfrazados de asiento de
coche; haciéndose pasar por pescadores que faenan en la costa ceutí;
ocultos en dobles fondos y dobles techos de todo tipo de automóviles;
amarrados a los bajos de camiones.
Hasta septiembre de 2005,
asiáticos y subsaharianos, los dos grandes colectivos de inmigrantes
irregulares que llegan a las dos ciudades españolas, seguían vías de
entrada diferentes para conseguir su objetivo. Los primeros, con mayor
poder adquisitivo, acostumbraban a llegar hasta Casablanca en avión para,
desde allí, llegar a los alrededores de Ceuta y Melilla y hospedarse en
alguna pensión a la espera de que las mafias del tráfico de personas les
«pasaran» a territorio español.
Los segundos, en
condiciones bastante más precarias, se atrincheraban en las montañas
cercanas a los perímetros fronterizos de ambas ciudades para, primero en
pequeños grupos y después en contingentes centenarios, burlar la
vigilancia de la Guardia Civil.
Actualmente casi no hay
subsaharianos esperando su oportunidad en las inmediaciones de Ceuta. El
campamento de Beliones, donde llegaron a vivir más de mil negros en
condiciones infrahumanas a poco más de un kilómetro de la frontera de
Ceuta, está ahora tan deshabitado como los montes que lo rodean.
Los asiáticos, sin embargo, siguen llegando a pesar de que Marruecos
parece haber taponado su entrada por Casablanca. «Hay touroperadores que
siguen facilitándoles el acceso al país vecino con escala en Bamako
(Mali)», aseguran en la Delegación del Gobierno en Ceuta, donde sigue
registrándose día tras día un incesante goteo de entradas irregulares,
ahora protagonizadas por ciudadanos argelinos, bangladeshíes e hindúes en
su inmensa mayoría. ¿Cómo logran entrar en Ceuta y Melilla? Aunque no
existe un censo detallado de las múltiples estratagemas con que se ha
encontrado la Policía Nacional y la Guardia Civil, los «inventos» son
numerosos y, a veces, prácticamente increíbles. Los efectivos de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se han encontrado en la frontera
del Tarajal (Ceuta) con inmigrantes asiáticos escondidos bajo la chilaba
de mujeres marroquíes de avanzada edad. «La mujer», explica un agente
testigo directo del suceso, «iba de copiloto en un vehículo conducido por
un joven de Ceuta que levantó sospechas en el puesto fronterizo; cuando se
registró su vehículo localizamos al inmigrante oculto bajo la chilaba de
la mujer que le acompañaba».
No fue un hecho aislado.
Policías y guardias civiles sospechan que los inmigrantes asiáticos abonan
alrededor de 600 euros a quien les facilite este tipo de «pases»,
difíciles de detectar a no ser que se practique un registro a fondo de
cada uno de los vehículos que entran a diario por el paso del Tarajal,
algo impracticable si se tiene en cuenta que cada jornada laboral
atraviesan el paso más de 30.000 personas.
Los dobles fondos
practicados en todo tipo de automóviles se han convertido tras el blindaje
del perímetro fronterizo en otra fórmula con posibilidades de éxito. Sólo
durante el mes de noviembre pasado, inmediatamente después de las
avalanchas terrestres, la Policía marroquí arrestó a más de 40 asiáticos
que pretendían entrar en territorio español de esta forma. En lo que va de
año, la Guardia Civil ha interceptado en los pasos fronterizos de Melilla
a 80 inmigrantes irregulares, tanto subsaharianos como asiáticos, que
pretendían entrar en la ciudad ocultos en este tipo de huecos. Como
resultado de estas operaciones, un total de 23 personas fueron detenidas
(tres de ellas ciudadanos españoles) y 19 vehículos interceptados.
La vía marítima. «Con la frontera impermeabilizada», explica el director de
Trabajo y Asuntos Sociales de la Delegación del Gobierno en Ceuta, Javier
Martínez, un estudioso del asunto, «las únicas vías de entrada en la
ciudad son el paso fronterizo del Tarajal y las costas, mucho más
difíciles de vigilar que el perímetro terrestre».
Los
inmigrantes ya descubrieron hace meses otra alternativa que sumar a las
clásicas de la patera y el «motor humano» para entrar en España sin ser
descubiertos: haciéndose pasar por pescadores marroquíes. El inconveniente
de esta alternativa radica en que está vetada para los subsaharianos, pero
es válida para argelinos y asiáticos, mucho más fáciles de confundir
físicamente con un súbdito del Reino alauita.
«Los
asiáticos vienen infiltrándose desde el verano pasado en pequeñas pateras
de pesca para confundirse con faenadores», explican desde la Federación
Sur de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, cuyos afiliados han
detectado incluso la presencia de barcos de pesca marroquíes acercándose a
tierra firme para desembarcar a sus ocupantes ilegales.
«Simulan ser
miembros de la tripulación pesquera para no levantar sospechas del
Servicio Marítimo y a veces es muy difícil determinar si son o no
realmente pescadores», asumen los guardias civiles, que han denunciado
reiteradamente en las últimas semanas la falta de medios «tanto humanos
como materiales» para custodiar el amplio litoral ceutí. En lo que va de
mes de junio han entrado en Ceuta de una forma o de otra 53 argelinos, 46
asiáticos y un solo subsahariano.
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