REPORTAJE
La escuela más popular
El Periodico, 24-06-2006Clases de inglés e informática a partir de los 3 años en aulas grandes y soleadas. Amplio gimnasio con vestuarios, comedor con cocina propia y terraza con juegos. Es una buena carta de presentación, pero no suficiente. Porque se trata del CEIP Lope de Vega, de Poblenou, donde el alto índice de inmigrantes no gusta ni a las familias autóctonas ni a las extranjeras. Un grupo de madres con niños escolarizados allí pide a la Administración que acabe con ese gueto que ha propiciado.
El problema, aunque haya salido a la luz en los últimos días por el rechazo de 30 familias a matricular a sus niños, no es nuevo, dice Marta Adelantado. Ella, como tantos padres, puede entender a los que han esquivado un centro en el que, en algunas aulas, los catalanes son minoría. Como en P – 3, donde 13 de los 15 alumnos son extranjeros. Lo comprende porque tampoco quiso llevar a su hijo de 3 años el pasado año. No tuvo opción, y aunque ahora asegura que no cambiaría de escuela, quiere que sea como las demás.
Otra madre, Pilar Reig, al igual que Marta, no cree que el rechazo sea por un tema de xenofobia. Ni de clasismo, como argumentan los que culpan a los vecinos con mayor poder adquisitivo que han ido llegando en los últimos años a áreas de reciente urbanización, como Diagonal Mar o la Vila Olímpica. Es tan sencillo, dicen, como querer que su hijo estudie en un aula que refleje la realidad. Porque además, algunos padres confiesan su temor de que la dificultad que puedan tener algunos niños recién llegados, a causa del idioma o de una tardía escolarización, afecte al ritmo de las clases.
Pero hay otros miedos. El de Mireya Cadena, también con un hijo en el Lope de Vega, es que no se adapte. “Yo quiero que esté con españoles porque vive aquí”, afirma esta madre ecuatoriana. Sabe por qué lo dice. Mireya tiene otras dos hijas. “La mayor estudia en el instituto Poblenou y rechaza a la gente de aquí. Allí solo hay latinos, es como un gueto. La pequeña está en el Icària, donde hay muy pocos inmigrantes, está perfectamente integrada y se relaciona con todo el mundo. Son hermanas y ahora ya ni siquiera comparten ideas. No se entienden”, cuenta.
Ana Ramírez, también ecuatoriana, desea lo mismo: facilidades para que su hijo se integre. Dice que si en su clase predominan los inmigrantes no aprenderá las costumbres del país. “Para los padres ya es muy difícil. Nuestra integración viene a partir de la de nuestros hijos. Quiero que aprenda las ideas españolas para que no tenga los problemas que tenemos nosotros”, explica. Pero habla de racismo. También su compatriota, Nancy Jaramillo. “Como madre inmigrante me siento muy mal por que no quieran venir aquí”, dice.
Buena convivencia
Una de las profesora del Lope de Vega, Loreto Alegre, discrepa: “En este barrio conviven todas las clases sociales y razas”. Y continúa: “Aquí no hay guetos, el problema es que la Administración los está potenciando en las escuelas públicas y está protegiendo las concertadas. No solo pasa en este colegio”. Alegre pide al Consorci d’Educació de Barcelona (formado por el ayuntamiento y la Generalitat) que cree una nueva normativa de matriculación que permita repartir la inmigración.
La directora del centro, Maria Fornos, tampoco culpa a las familias que no han querido ir a su escuela. Aunque le habría gustado que al menos se hubieran tomado la molestia de visitarla. “Parece que a nadie le importa lo que hacemos a nivel educativo”, dice, y quiere dejar claro que en el centro no sobra nadie: “Queremos a todos los que ya tenemos”.
Pero ni uno más, aunque queden plazas. De haberse ocupado por niños autóctonos, habría bajado la tasa de inmigrantes. Pero, como dicen en el consorcio, los padres tienen derecho a rechazar la plaza. Y la Administración el deber de evitar los guetos.
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