Salvo cambio de última hora, hoy se celebrará la toma de posesión del nuevo jefe superior de Policía, con la presencia del director general del cuerpo y el delegado del Gobierno en Canarias. Digo lo de «salvo cambio de última hora» porque la toma de posesión debió celebrarse cuando se produjo la ‘liberación’ de 227 inmigrantes en el muelle de Arguineguín y todo indica que fue el lío monumental que se generó lo que obligó a suspender deprisa y corriendo el acto.

Vaya por delante que algún habrá que condecorar como es merecido a los agentes policiales que durante meses se encargaron de poner orden en el campamento del muelle de Arguineguín. No solo tuvieron que hacer sin apenas medios su trabajo policial y administrativo cada vez que llegaba un inmigrante, sino que además se vieron obligados a asumir a solas una vigilancia para la que estaban igualmente desbordados. Ellos saben mejor que nadie cómo por allí desfilaron algunos mandos militares para entregar unas carpas y después se fueron, como también vieron llegar y marcharse a cargos de la Guardia Civil cuando aparecía el ministro de turno, porque la colaboración en los muchos días de confinamiento de cientos de personas fue escasa o sencillamente nula. Y no por dejación de los agentes rasos, sino porque en todo este asunto ha brillado una descoordinación que se ha mezclado con celos, recelos y ciertas mezquindades. Lo saben unos y otros pero los policías agachan la cabeza, se muerden la lengua y tratan de pasar página.

Lo que no puede caer en el olvido es lo que pasó ese día de la ‘liberación’ de 227 inmigrantes . Quienes presiden la toma de posesión del jefe superior saben lo que pasó o están en la obligación de saberlo por el cargo y las competencias que tienen. Se nos dijo que se había abierto una investigación para determinar qué sucedió y no parece que sea preciso que pasen más semanas para saberlo. De manera que el director general de la Policía Nacional y el delegado del Gobierno tienen esta mañana una oportunidad para deshacer el misterio. Salvo, claro está, que no quieran hacerlo porque son parte del enredo. Por acción o por omisión, que tanto monta como monta tanto en esto de las responsabilidades y en actuar en consecuencia con las mismas.

Y como no van a ser dos sin tres, ahora el Ayuntamiento de La Laguna paraliza las obras en los terrenos militares que van a acoger inmigrantes porque a alguien se le olvidó tramitar los permisos. ¿Tardaremos también semanas en saber de quién es la responsabilidad?