Dirección y guión: José Luis Cuerda. Intérpretes: Ricardo Darín, Irène
Jacob, Bebe y Víctor Valdivia. Fotografía: Hans Bur – man.
Argentina/Francia/Portugal/España, 2006. Duración: 103 minutos. Drama.
   
   No ha querido José Luis Cuerda, con la dificultad que
ello arrastra, pisar del todo tierra firme en su nueva película, un filme
que bascula siempre entre el mundo onírico y la realidad, entre esas hadas
metafóricas que desconocen su propia naturaleza y un triángulo amoroso
cierto al que parece ninguno de los integrantes podrá nunca poner un punto
y final, ni siquiera seguido. Peor dibujados, quizá debido a dicha razón,
que los protagonistas del anterior filme dirigido por Cuerda, la superior
«El lenguaje de las mariposas», la cinta presenta, pues, a tres seres con
un niño algo cursi de por medio que, en un momento dado de sus
existencias, deciden respirar hondo y creer; en el amor, abiertamente. Lo
malo es que, entre tanta bella poesía y tanto árbol de los deseos, entre
tantas cicatrices palpables o no, el cineasta ha «colado» numerosos
asuntos actuales, tangibles y mucho más prosaicos: así, el racismo, la
precariedad laboral… de tal manera que cuesta «encontrarle» el tono
exacto (¿mágico? me parece que, finalmente, no) a la obra, lo que provoca
que ésta termine pisando suelo de nada y de casi nadie aun a pesar del
esforzado trabajo del grupo actoral. E incluyo en el lote a Bebe, que
afronta con bastante dignidad su papel en esta cinta, y quien, por cierto,
gana bastante peinadita y con menos abalorios encima. Es sólo una idea.