DEL DIRECTOR
Muerte en la costa
Ahora, que venga Marlaska, mire a la cara a los que se salvaron y les cuente su destino
Canarias 7, , 27-11-2020Casi una decena de muertos más en nuestras costas. Volvió a suceder en el litoral de Lanzarote, pero pudo ocurrir en cualquier otro lugar del archipiélago. Como sucede en mitad del océano y ni nos enteramos.
Es inevitable preguntarse qué falló en este caso, porque la patera se encontraba llegando al muelle de Órzola, donde estaba el operativo preparado para otra arribada:la del barco que trasladaba a los ocupantes de la patera que por la mañana había desembarcado a sus ocupantes en una playa de La Graciosa. De hecho, la presencia de personal del equipo de rescate fue lo que contribuyó a salvar numerosas vidas, ya que se reaccionó con celeridad, con gente tirándose al mar a echar un cabo a los náufragos. Estamos hablando de Lanzarote, donde ya sabemos que durante mucho tiempo ha fallado el control por radar porque en un cajón se ha guardado el que se iba a instalar y que debería asegurar una mayor vigilancia de la zona norte. ¿Por qué? Básicamente por desidia política. La misma que hubo con el PP gobernando en La Moncloa y que ahora se ha repetido con el PSOE y Unidas Podemos.
En la costa de Lanzarote se batieron el cobre la noche del martes y la mañana del miércoles personal de la Guardia Civil, Policía Nacional, policías locales, Sanidad y el Consorcio de Emergencias de Lanzarote. Se echó en falta la presencia a primera hora por no ser exigente y decir que en la misma noche del martes de los más altos representantes de la Delegación del Gobierno en Canarias. Pero seguro que estaban ocupados:andarían resolviendo el tema de las facturas del hotel de lujo donde se alojó el ministro Ábalos con su equipo en su reciente visita… Ya se sabe que estas cosas del papeleo dan mucha lata y que lo importante no es atender esto de la migración, sino cubrir las espaldas a los ministros que han venido de gira. Unos a enfadar a los dirigentes públicos canarios, otros a tirarse en privado los trastos a la cabeza de sus colegas de Consejo de Ministros, alguno a, ya puestos, coger un poco de sol y comprobar lo variada y buena que es la gastronomía canaria… y todos a dejar en una incómoda posición a su compañero de filas Ángel Víctor Torres, al que aprecian mucho. Tanto o más que el poco caso que le hacen.
Ahora, a los que se salvaron del naufragio, que el ministro Grande-Marlaska venga, les mire a la cara y les diga que su destino es:1) una tienda de campaña en el antiguo polvorín de Barranco Seco;y 2) una repatriación por vía urgente. Verán cómo se ahorra el mal trago.
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