La plataforma Irungo Harrera Sarea ha denunciado que migrantes en tránsito están durmiendo en la calle a pesar de haber sitio en el albergue de Cruz Roja. La consejera Beatriz Artolazabal ha respondido que estas personas no cumplen el perfil demandado para hacer uso de esta instalación.

Irungo Harrera Sarea ha denunciado que en las últimas noches un número variable de migrantes en tránsito se ha visto obligado a dormir en la calle por la «falta de flexibilidad» en los criterios de admisión del albergue que la Cruz Roja gestiona en Irun.El portavoz de esta plataforma, Jon Aranguren, ha lamentado que en una situación como la actual haya gente que, habiendo «plazas disponibles, se tengan que quedar fuera porque no cumplen unos criterios de admisión que se refieren  al tiempo que esa persona ha pasado en el Estado español.Ha precisado que estas personas no pueden pasar más de tres noches en las instalaciones, si bien la mayoría no llega a cumplirlas porque «con una se arreglan y siguen» su camino, pero con la segunda ola de la pandemia, «aunque no se ha decretado formalmente un cierre de fronteras, sí hay controles las 24 horas del día», lo que hace «bastante dificultoso» que «puedan continuar su viaje».«Así, desde el viernes algunas personas se han ido quedando en la calle y decidimos ponerles unas tiendas de campaña» ha relatado Aranguren, quien ha criticado la situación «inhumana» que sufrieron la semana pasada dos mujeres que «fueron detenidas por la Policía a su llegada a Irun» y, tras ser identificadas, quedaron ya de noche en la calle sin que se les informara de la existencia del albergue.Irungo Harrera Sarea admite ser «consciente de que hay una clara intención y voluntad institucional para evitar un problema de exclusión colectiva de los migrantes en tránsito», si bien ha insistido en que la «flexibilización» de los criterios de admisión «no es sistemática ni se aplica siempre».

«Más de tres años»En respuesta, la consejera de Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha asegurado que hay personas que tratan de pernoctar en este albergue cuando no cumplen el perfil de migrantes en tránsito. «Alguna de las personas que ha intentado acceder lleva más de tres años en la península», ha subrayado.Ha añadido que el centro de Irun «ha servido para atender diferentes realidades y en ocasiones se han flexibilizado los requisitos de acceso, para poder atender a personas que por sus características de especial vulnerabilidad, como por ejemplo mujeres con hijos, lo han necesitado».