«Yo gritaba porque esa gente me quería matar», dijo el senegalés
El vendedor ambulante acusa a los dos policías locales de Mogán de propinarle «una paliza» durante la primera jornada del juicio
Canarias 7, , 17-11-2020El ciudadano de origen senegalés que fue apalizado, presuntamente, por dos agentes de la policía local de Mogán mientras ejercía la venta ambulante en un centro comercial en enero de 2011, declaró ayer que «no tenía ni fuerza para moverme de la paliza que recibí y por eso no me resistí», al recordar el momento en el que recibió los golpes de manos de los dos agentes acusados.
La fiscal Alba Donoso y la acusación particular, ejercida por el letrado Pascual Roda, piden una condena de siete años y medio de prisión y 10 de inhabilitación por un delito de torturas y otro de lesiones para los dos policías locales en este juicio que comenzó ayer lunes y se prolongará hasta el próximo viernes ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas. Las defensas, que pidieron que sus clientes declaren tras los testigos, niegan los hechos que se les imputa y piden su libre absolución.
Gilberto Julián M. R.
Este agente de la policía local de Mogán acusado de haber torturado a un vendedor ambulante, sorprendió ayer a los asistentes a la vista al haber sido trasladado desde el centro penitenciario de Juan Grande, donde está recluido por un presunto delito de violencia de género, según fuentes judiciales. Gilberto Julián acumula una amplia lista de pleitos en los que ha figurado como acusado o investigado en órganos judiciales como Violencia sobre la Mujer 1 de San Bartolomé, Penal 5 y 6 o Primera Instancia 4.
Carlos Javier H. R.
Carlos Javier sigue en activo en la Policía Local de Mogán y es agente en su escala básica, aunque en diciembre de 2017 optó a una plaza como oficial convocada por el Ayuntamiento mediante un concurso de méritos. El acusado optó al puesto acreditando una antigüedad –a mayo de 2017– de 14 años y ocho meses en el cuerpo y 51 cursos de formación y perfeccionamiento, pero al no tener titulaciones académicas superiores logró una menor puntuación que el otro agente que optaba al cargo y se hizo con él.
Sene M.M., que es como se llama el vendedor ambulante, relató a preguntas de la Fiscalía que el 8 de enero de 2011 estaba vendiendo collares en la terraza de un restaurante en el centro comercial de Puerto Rico, cuando fue sorprendido por el agente Gilberto Julián M.R., que iba de paisano. La víctima declaró que se asustó porque conocía al policía ya que el día anterior le había pegado a un familiar suyo y por eso, cuando lo agarró de la camisa y sin identificarse como agente de la autoridad, «salí corriendo porque no quería que lo llevaran al «cuarto oscuro», refiriéndose al lugar donde, supuestamente, sucedieron los hechos el día antes.
El denunciante, Sene M. M.
El senegalés, con la ayuda de un intérprete, relató al tribunal como consiguió bajar las escaleras hasta otra planta y pudo meterse en el supermercado Spar de Puerto Rico mientras era perseguido por Gilberto Julián M.R. Al entrar dentro del establecimiento y en los pasillos del mismo, manifestó que el agente encausado le puso «la pierna» a modo de zancadilla y al caer al suelo, «empezó a darme patadas con unas botas con punta de acero y puñetazos» por todo el cuerpo ante la atónita mirada de los empleados y clientes del establecimiento. Segundos después, el policía «me sacó a la puerta» a rastras y llamó a su compañero, Carlos Javier H. R., que hizo acto de presencia ante «los gritos míos pidiendo que llamaran a la Guardia Civil» y también de «la gente que había en el supermercado. Incluso recuerdo a una que decía llorando que pararan de pegarme», manifestó.
Acto seguido, y según declaró el denunciante, los dos policías locales de Mogán se lo llevaron cogido en volandas por el cinturón al «cuarto oscuro», relató, refiriéndose a un local situado en el sótano del centro comercial propiedad del Ayuntamiento sureño y que utilizaban los agentes a menudo en sus quehaceres profesionales diarios.
Una vez dentro del cuarto, Sene M. M. describió como los dos acusados le propinaron la supuesta paliza objeto de enjuiciamiento: «El de rosa refiriéndose a Carlos Javier me empezó a pegar con una porra mientras yo me cubría con la mano. Me golpeó en una costilla, en el ojo y me rompió el brazo», expuso el denunciante ayudado por un intérprete. «Yo tenía sangre en los ojos y en la mano y a pesar de eso, los dos me pegaron dentro de un cuarto oscuro. No tenía ni fuerza para moverme de la paliza que recibí y por eso no me resistí», añadió cabizbajo este inmigrante de origen senegalés.
Minutos más tarde, el vendedor ambulante contó que llegaron dos policías locales de uniforme y que fue una pareja de la Guardia Civil quien lo trasladó al centro de salud y, dada la entidad de las lesiones sufridas, la policía local de Mogán lo acompañaron hasta el hospital donde fue atendido. Como consecuencia de este presunto ataque, los forenses determinaron que la víctima sufrió heridas consistentes en fractura cerrada de cúbito izquierdo, contusión de pared torácica y contusión con abrasión frontal que requirieron para su curación cirugía y rehabilitación.
El juicio continuará hoy con la declaración de nuevos testigos.
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