Centros públicos y concertados discrepan sobre cómo distribuir a los 7.775 alumnos inmigrantes que hay en Navarra. Actualmente, la red pública absorbe al 80% y la concertada al 20%, lo que ha llevado a la Asociación de Directores de Instituto (ADI), entidad pública, a pedir «un mayor compromiso» por parte de los centros concertados para no fomentar “guetos” de inmigrantes. En representación de la concertada, la Asociación de Centros de Enseñanza de Navarra (Cece) responde que, de acuerdo a los fondos públicos que reciben, lo equilibrado sería una matriculación en torno al 13% de alumnado extranjero, y que escolarizan al 20% «gracias al esfuerzo y dedicación de centros y profesores». Centros públicos y concertados discrepan sobre cómo distribuir a los 7.775 alumnos inmigrantes que hay en Navarra. Actualmente, la red pública absorbe al 80% y la concertada al 20%, lo que ha llevado a la Asociación de Directores de Instituto (ADI), entidad pública, a pedir «un mayor compromiso» por parte de los centros concertados para no fomentar “guetos” de inmigrantes. En representación de la concertada, la Asociación de Centros de Enseñanza de Navarra (Cece) responde que, de acuerdo a los fondos públicos que reciben, lo equilibrado sería una matriculación en torno al 13% de alumnado extranjero, y que escolarizan al 20% «gracias al esfuerzo y dedicación de centros y profesores».

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Los inmigrantes suponen actualmente el 10% del alumnado en Navarra. Durante el curso 2005 – 2006, el 12,3% de todos los alumnos de colegios e institutos públicos eran inmigrantes, un porcentaje que descendía al 5% en centros concertados.

Los centros públicos piden «compromiso» a los concertados para no «abocar a los inmigrantes a la segregación»

Los concertados aseguran que con los fondos públicos que reciben les correspondería escolarizar al 13%

Para Alberto Arriazu Agramonte, director del IES Navarro VIlloslada y presidente de ADI, este desequilibrio supone «una doble injusticia»: «Estamos haciendo centros para alumnos inmigrantes, abocándolos a la segregación, y centros donde al alumnado navarro no se le está formando en un contexto educativo que reproduzca exactamente la realidad en la que debe vivir». En su opinión, la escuela, «sobre todo en la Comarca de Pamplona», no está cumpliendo una de sus funciones: «La cohesión social». Arriazu expone que algunos colegios concertados, al no regirse por parámetros de zonificación (distribución del alumnado según su lugar de residencia en Pamplona), argumentan que tienen las plazas cubiertas con hijos de ex alumnos, y de esta manera no acogen a más inmigrantes. También asegura que desde hace tres años se está produciendo un trasvase de alumnos oriundos de Pamplona de los centros públicos a los concertados. «¿Por qué huye la gente de la red pública si no ha habido un empeoramiento y no tenemos malos profesores? Hay padres que dicen que están contentos con el colegio, pero que no quieren que estén solos en clase. Y así se forman guetos», dice Arriazu.

En representación de la red concertada, Francisco José Flores Pérez, presidente de Cece y director de San Cernin, responde que el grado de responsabilidad no puede ser el mismo cuando los fondos públicos recibidos no son iguales, y desmiente que los centros concertados no estén suficientemente implicados en la escolarización de inmigrantes. «En 2004 – 2005, escolarizando al 36,5% del alumnado total, el gasto público en la red concertada fue de un 25%. Una diferencia de 11 puntos entre alumnos y gasto que se convirtió en un diferencial positivo en la red pública». De acuerdo a los fondos públicos, sigue Flores, «lo equilibrado sería una matriculación en torno al 13% del alumnado extranjero», en lugar del 20% que acogen.

El presidente de Cece también asegura que la distribución porcentual es engañosa, puesto que en muchos lugares, sobre todo en la Ribera, no existe oferta de educación concertada, y por tanto, la red pública tiene que acoger al 100% de los inmigrantes. En cuanto a la segregación social que mencionan desde la red pública, Flores pone el ejemplo del modelo D (en euskera), «que no tiene inmigrantes y nadie se atrevería a decir que segrega ni que crea fractura social».