Está a un paso de atravesar el último de los techos de cristal que se ha propuesto romper a lo largo de su extensa carrera política. Si el martes se convierte en la próxima vicepresidenta de EEUU, la senadora Kamala Harris hará historia: será la primera mujer, la primera afroamericana y la primera estadounidense de origen indio en ocupar el segundo cargo más alto del país.

El candidato demócrata parte hacia la noche electoral con una ventaja en las encuestas inédita en 20 años, y de resultar elegido presidente, a sus 77 años, cabría esperar que Joe Biden no buscara un segundo mandato, dando a su compañera de ‘ticket’, de 55 años, la oportunidad de perfilarse como la candidata demócrata a la Casa Blanca en 2024.

Kamala Devi Harris nació el 20 de octubre de 1964 en Oakland, California. Su padre, un inmigrante jamaicano, era profesor de economía en Stanford, y su madre, originaria de India, era doctora en medicina. Harris estudió Ciencias Políticas y Economía en la Universidad de Howard, en Washington, un campus que representa el derecho a la educación para las poblaciones históricamente excluidas: fue la primera facultad para jóvenes negros en EEUU y la pionera en la formación de mujeres, que empezaron a ingresar en la década de 1860.

Después de completar su licenciatura en 1986, comenzó a estudiar derecho en la Universidad de California, donde se graduó en 1989. Harris inició su carrera en 1990 como asistente del fiscal de distrito del condado de Alameda, donde se ganó una reputación de ‘dura’ mientras procesaba casos de violencia de pandillas, tráfico de drogas y abuso sexual. En 1998 pasó a ser asistente en la oficina del fiscal del distrito de San Francisco, puesto al que ascendió cinco años más tarde, siendo la primera mujer en ocuparlo; y en 2010 se convirtió en la primera afroamericana elegida fiscal genera del estado de California.

En 2016, con una campaña electoral en la que pidió reformas en materia de inmigración y justicia penal, aumentos del salario mínimo y protección de los derechos reproductivos de las mujeres, Harris sumaba otro récord al ser la primera mujer indio americana y la segunda afroamericana en formar parte del Senado de EEUU.

En su discurso en el primer acto que protagonizó como compañera de carrera de Biden, en Wilmington (Delaware), Harris arrancó haciendo referencia a “todas esas mujeres heroicas y ambiciosas que la han precedido, cuyo sacrificio, determinación y resiliencia hace posible mi presencia hoy aquí”.

En lo personal, la candidata demócrata se muestra como una mujer familiar, muy unida a sus hijastros, que la senadora considera como suyos y quienes cariñosamente la apodan ‘Momala’, una mezcla de madre (‘mother’) y Kamala. “Joe y yo estamos cortados por el mismo patrón. La familia también lo es todo para mí (…) y he tenido muchos títulos durante mi carrera, y ciertamente el de vicepresidenta sería genial, pero ‘Momala’ siempre será el más importante”, dijo también durante su presentación como candidata en Delaware.

Harris está casada desde 2014 con el abogado Douglas Emhoff, a quien conoció en una cita a ciegas un año antes y con quien comparte tres residencias: una casa en Los Ángeles, valorada en cinco millones de dólares, y dos apartamentos en San Francisco y Washington.

Emhoff ha ejercido como abogado en dos de los principales bufetes del país, desde los que ha representado al gigante farmacéutico Merck, a Walmart, a la distribuidora de armas Dolarian Capital en un caso relacionado con la venta de rifles AK-47 para ser utilizados en Afganistán y al propietario de un club nocturno acusado de acoso y agresión sexual, entre otros. Clientes con valores que distan de las convicciones liberales y que, según recoge el ‘New York Times’, plantean posibles conflictos que podrían ser objeto de escrutinio en el futuro.