Varias decenas de personas se concentraron ayer al mediodía en la plaza de Baluarte de Iruñea para reclamar el esclarecimiento del caso del senegalés Elhadji Ndiaye, de 42 años, muerto hace cuatro años en la comisaría de la Policía española de la capital vasca.

Elhadji Ndiaye vuelve a la memoria cada 25 de octubre. Más bien lo hace el recuerdo imborrable de lo que nunca debió suceder: su muerte en la comisaría de Policía española, menos de una hora después de haber sido detenido de manera violenta y de la que existen diferentes versiones.

En el cuarto aniversario de su muerte, varias decenas de personas se concentraron el domingo a mediodía en la plaza de Baluarte de Iruñea para reclamar el esclarecimiento del caso, ya que, según los colectivos Sos Racismo, Africa United y Flor de África, hay muchas preguntas por responder y se hace necesario un proceso judicial para determinar quiénes fueron los responsables de la muerte del joven de Senegal.

«Ndiaye murió hace cuatro años y todavía no han hecho nada para investigar qué paso. Dijeron que había muerto por sobredosis pero la autopsia concluyó que no. La policía quiere ocultar lo que pasó porque prefieren la reputación del cuerpo policial a aclarar la muerte de un ser humano», señaló la portavoz de Africa United.

Justiziarik gabe pakerik ez!!¡¡Sin justicia no hay paz!!Elhadji gogoan#JustiziaElhadjirentzat#BizitzaDaHandiena#BlackLivesMatter pic.twitter.com/mq29itWqRs

«Sin justicia no hay paz», «El racismo mata» o «Justicia para Elhadji» fueron algunos de los lemas coreados durante la concentración, donde varios de los participantes portaron camisetas con la fotografía de Ndiaye y que acabó con una representación de una detención policial, tal y como se hizo en junio coincidiendo con el crimen de Floyd en EEUU.

En aquella ocasión, miembros de Sortu y Africa United realizaron un acto en su recuerdo en el barrio iruindarra de Arrotxapea, lugar donde se produjo el arresto de Ndiaye hace cuatro años y donde los convocantes cortaron en un instante la carretera mientras se arrodillaban, realizando así un gesto ya popularizado para denunciar la violencia policial que sufren los negros en EEUU.