LOS NUEVOS CIUDADANOS // LA EXPANSIÓN ECONÓMICA
Los inmigrantes firman el 50% de traspasos de bares catalanes
El Periodico, 19-06-2006De Bodega Rincón de Paco a Bar Wang. De restaurante La Cabina a marisquería ecuatoriana Sabor Manabita. Como estos, cada vez son más los bares y restaurantes que dejan de estar regentados por españoles y que pasan a manos de inmigrantes en una dinámica que está transformando el paisaje de la pequeña restauración en Catalunya y que se percibe en el hecho de que el 50% de traspasos de locales los pagan inmigrantes.
La constante expansión de los extranjeros en este sector la confirma Christie+Co, consultora de restauración y hotelería que tiene en la gestión de traspasos de bares y restaurantes una de sus principales actividades. La responsable de la División de Restaurantes de la empresa, Gisela Carrasco, señala: “Más del 50% de personas con las que este año hemos hecho traspasos de bares y restaurantes han sido inmigrantes”.
LOCALES PEQUEÑOS
Según Carrasco, de los 1.300 clientes a los que ha gestionado el traspaso de un bar o un restaurante, 700 eran inmigrantes. Entre ellos, el colectivo que más creció el año pasado en su interés por hacerse con uno de esos locales fue el chino, superando al paquistaní y al latinoamericano.
Esta consultora sostiene que el traspaso medio que paga un inmigrante va de 70.000 a 100.000 euros. “Si es su primer local, buscan un bar pequeño, de no más de 100 metros cuadrados, ya que quieren algo controlable”, explica Carrasco, que destaca que los inmigrantes “son compradores serios, muy prudentes y realistas en sus inversiones”.
El Gremi de Restauració de Barcelona confirma la penetración del colectivo inmigrante en el sector. Su presidente, Gaietà Farràs, asegura que el fenómeno “crece de forma exponencial” desde hace dos años. Según cifras del gremio, un 6% de los 4.200 establecimientos afiliados están en manos de inmigrantes. El porcentaje asciende al 15% cuando se trata de locales agremiados en manos de sociedades extranjeras.
Por todos los barrios de la ciudad pueden verse ya bares latinos y, sobre todo, shawarmas paquistanís. No obstante, la etapa en que los inmigrantes sólo abrían bares típicos de sus países ha acabado. Ya son muchos los filipinos, chinos y suramericanos que, tras quedarse con un bar, no lo transforman en un establecimiento de comida étnica: el local sigue siendo un típico bar de barrio.
La falta de relevo generacional de los catalanes dueños de bares aparece como la gran causa de que muchos de esos locales acaben siendo traspasados a inmigrantes.
“Muchas personas que tienen un bar ven cómo sus hijos, que han podido estudiar y tienen empleos más cualificados, no quieren seguir con el negocio así que, cuando se jubilan, lo traspasan”, explica el presidente del Gremi de Restauració, que añade: “En cambio, muchos inmigrantes sí que están dispuestos a asumir el sacrificio que supone llevar un bar, es decir, trabajar 12 horas al día, no tener fines de semana, vivir para el negocio…” Farràs sostiene que el gremio y el ayuntamiento deben intentar que estos nuevos propietarios se integren en el tejido empresarial y cívico de la ciudad.
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