«Hemos empezado a ver al de al lado como una fuente de contagio»

«No sabemos qué pasará con la crisis del coronavirus. A lo mejor se produce un descenso de la tolerancia hacia la inmigración», dice

Diario Vasco, JAVIER GUILLENEA, 27-09-2020

Las encuestas que realiza el Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi, revelan que el indice de tolerancia de la sociedad vasca ante el fenómeno de la inmigración sigue aumentando. Su directora, Julia Shersneva, cree que «vamos por el buen camino», aunque también es consciente de que el Covid-19 y la crisis económica que nos espera puede cambiar las cosas. De hecho, ya han cambiado. «Las fronteras están cerradas y se ha generado desconfianza en el conjunto de la sociedad», asegura.

- ¿Estamos viviendo una invasión de inmigrantes?

- ¿Que si estamos viviendo una invasión de inmigrantes?

- Sí.

- Pues yo díría que no, ni ahora ni antes. Hay momentos, por ejemplo en un boom económico, en el que llegan más, pero invasión no.

- Es que en las redes sociales no dejan de salir imágenes de gente que llega en pateras y se habla de invasión.

- Siempre ha habido esos comentarios y son la postura de una minoría, no es una opinión generalizada. Esas imágenes que aparecen en los medios y en las redes sociales son impactantes, pero estamos hablando de unos porcentajes bajísimos de lo que supondría ese tipo de llegadas respecto a las que se producen a través de aeropuertos, por ejemplo. Hace varios años se hizo un estudio en España que calculaba que solo un 1% o incluso menos de los inmigrantes que recibía el país llegaba en patera.

- También hay quien dice que muchos inmigrantes llegan enfermos y nos contagian.

- Entre estas personas puede que haya alguien con el coronavirus, pero son números bajos. La posibilidad de contagiarse es más grande en una discoteca o en un bar.

- ¿Los inmigrantes son un arma política?

- Esto se ha visto clarísimamente en Estados Unidos. A veces la derecha puede aprovechar la inmigración para ganar más votos y hacer declaraciones populistas. La sociedad en general tiene predisposición a buscar un chivo expiatorio cuando las cosas van mal. Siempre se ha jugado con este tipo de sentimientos. Es una tendencia general que se está dando en muchos países, pero yo diría que tienen muy poca capacidad de calar en la población.

«La capacidad de los discursos xenófobos para ganar un nuevo público es muy limitada»
POLÍTICA

- ¿Por qué?

- Porque lo que estamos viendo con el Barómetro es que a pesar de algunos discursos xenófobos el índice de tolerancia de la sociedad vasca sigue aumentando. De hecho, los datos de 2019 son los más positivos de toda la serie desde 2007. Los discursos xenófobos tienen ganado un público que siempre va a apoyarlos, pero la capacidad de ganar un nuevo público es muy limitada.

- La percepción de la inmigración mejora cuando las cosas van bien. ¿Hay riesgo de que esa percepción empeore con la crisis económica que nos espera?

- Lo que se ha visto con otras crisis, como la económica de 2008, es que el índice de tolerancia bajó algo porque cuando hay recursos limitados o una sensación de amenaza la gente se siente más vulnerable y surgen posturas defensivas o más miedos. A pesar de eso, cuando preguntamos a la población vasca cuáles son los problemas de Euskadi, la inmigración siempre sale al final de la lista.

- ¿Pero puede ocurrir que la imagen de los inmigrantes empeore?

- No lo sabemos. A lo mejor la sociedad reacciona de otra manera y de repente nos encontramos con un descenso de la tolerancia. Estamos haciendo un estudio para ver cómo ha evolucionado el dato. Ya se verá el resultado.

- ¿Un País Vasco sin inmigrantes podría funcionar?

- Se hizo un estudio en el que se analizó qué pasaría si no existiese la inmigración y la verdad es que Euskadi sí que podría funcionar, pero otra pregunta es qué efectos se producirían.

«Con el Covid-19 se han revalorizado trabajos que antes pensábamos que no eran tan esenciales»
MERCADO LABORAL

- ¿Cuál es la respuesta?

- La inmigración está siendo bastante funcional, sobre todo para lo que es la economía vasca y para cubrir algunos nichos muy complicados de llenar. Por ejemplo, en el sector de servicio doméstico y cuidados, la mujer vasca ha salido al mercado laboral pero nadie ha entrado para sustituirla. Ese hueco lo han cubierto otras mujeres, sobre todo latinoamericanas. En la construcción también se ha visto que se demanda bastante mano de obra inmigrante y lo mismo ocurre en la hostelería. Están cubriendo unos nichos que son importantes y con el coronavirus se han vuelto a valorizar esos trabajos que antes pensábamos que no eran tan esenciales. A este nivel sí que habría consecuencias si faltaran los inmigrantes. Son una parte muy reducida de la población vasca, de más o menos un 10%, pero están aportando bastante al funcionamiento de la sociedad.

- ¿Los inmigrantes que llevan años aquí ven con recelo a los que vienen ahora?

- Sobre esto hay muy poca información. Los últimos datos que tengo son de 2014 y entonces se veía que las personas que ya se encontraban más estabilizadas y con un recorrido más largo en Euskadi tenían unas actitudes muy parecidas a la población autóctona. De alguna manera, cuando llevan mucho tiempo aquí acaban asumiendo el discurso de la población general, ven como algo nuevo la llegada de los nuevos inmigrantes y recelan de ellos porque están también en una situación algo inestable. Llevan mucho tiempo pero no dejan de ser inmigrantes. Temen que la llegada de más gente de fuera provoque endurecimiento del discurso de la población autóctona y que si ocurre algo malo se empiece a pensar que todos los inmigrantes son malos. No se puede hablar de racismo o reticencias muy fuertes, pero acaban asumiendo el discurso de la población autóctona y reproduciendo sus mismos estereotipos y prejuicios.

«Sin querer nos hemos convertido en un peligro para los demás. Ese es un cambio social que estamos viviendo»
CONTAGIOS

- ¿El virus está creando nuevas fronteras?

- La pandemia nos ha afectado en dos sentidos. Por un lado, es verdad que la movilidad se ha visto reducida y las fronteras están cerradas, pero también hemos empezado a ver al de al lado como una posible fuente de contagio. Se ha generado desconfianza en el conjunto de la sociedad. Sin querer nos hemos convertido en un peligro para los demás y ese es un cambio social que estamos viviendo. Esto sí que nos está afectando a nuestra mentalidad porque tenemos que replegarnos todos.

- ¿Seguimos viviendo en compartimentos estancos, sin mezclarnos?

- La verdad es que no. También preguntamos a la población autóctona sobre la integración y la percepción que tiene es que la convivencia está mejorando. En la sociedad vasca no se ha optado por ese modelo multicultural de integración en el que cada colectivo vive en su mundo estanco. Estamos más bien encaminados hacia una interculturalidad. Se busca la interacción para que funcionemos bien como comunidad y manteniendo la identidad. No se pide a los inmigrantes que se olviden de sus tradiciones, idioma o patria, pero tienen que dar un paso para acercarse a la población autóctona. Y los de aquí tienen que estar dispuestos a integrar a esas personas en la sociedad.

- ¿Vamos en la buena dirección?

- Yo diría que sí. Al menos se está haciendo un gran intento para acercar a ambas poblaciones y tratar de erradicar los estereotipos que están obstaculizando esa interacción. Vamos bien encaminados y esto nos lo confirma la percepción de la población autóctona.

«Algunos hijos de inmigrantes que han nacido y vivido en Euskadi sienten que la gente no los ve como vascos»
SEGUNDA GENERACIÓN

- ¿Llegará algún día en el que los inmigrantes dejen de ser considerados inmigrantes?

- Sería lo deseable, aunque yo lo veo todavía un poco lejano. Se están dando pasos adelante, pero hemos hecho un estudio de hijos de personas de origen extranjero, las segundas generaciones, y algunos nos dicen que han nacido en Euskadi, siempre han vivido aquí y sin embargo sienten que la gente no los ve como vascos. Esto nos dice que estamos categorizando a las personas en función de su apariencia. Con el tiempo todo se va a ir normalizando y vamos a tener personas de origen extranjero, sobre todo las segundas generaciones, que van a sentirse plenamente vascas y van a ser vistas como tal por la población autóctona.

«Los inmigrantes aportan al PIB más de lo que reciben de las arcas públicas»
La inmigración es un buen negocio para las administraciones vascas, que recaudan con sus impuestos más de lo que invierten en ellos. Y sin embargo se ha extendido la idea contraria.

- Un estudio de Ikuspegi llegó a la conclusión de que la población inmigrante aporta casi el doble del dinero que recibe del erario público.

- En aquel estudio se analizó qué es lo que aportan las personas inmigrantes al PIB con su consumo y qué es lo que se invierte en ellos en prestaciones sociales, vivienda, educación, etc. Lo que se vio es que aportan bastante más de lo que reciben de las arcas públicas en concepto de servicios. En 2016 hicimos otros estudios para ver qué es lo que se recauda de la población inmigrante en impuestos y lo que se invierte a través de servicios y prestaciones, y el saldo también era positivo.

- ¿Por qué en vez de estos datos se extiende el mensaje de que se aprovechan de los servicios sociales?

- Este es el estereotipo más común. Es cierto que hacen uso de este tipo de servicios, que están pensados para atender las necesidades de la población más vulnerable, ya sea inmigrante o autóctona. Como de una manera estructural se ubican en la parte de la sociedad más débil, estamos hablando de una población que tiene un riesgo mayor de ser vulnerable. Están un poco más representados en las prestaciones sociales, pero no suelen cronificarse en este tipo de situaciones.

- ¿Quién tiene más miedo, nosotros de los inmigrantes o ellos de nosotros?

- Puede haberlo por ambas partes porque se desconoce a la otra. Si no hay contacto y la relación no es fluida, pues a veces no hay mucha confianza en el de al lado. Yo no lo describiría como miedo. Hay ciertas reticencias, pero suele ser en algunos puntos en concreto.

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