José Manuel Blecua, filólogo y miembro electo de la Real Academia Española: «Los inmigrantes deberían recibir cursos de español que no existen»

El próximo 25 de junio leerá el discurso de ingreso en la RAE, centrado en

La Razón, 18-06-2006

Madrid – José Manuel Blecua no permite que el pesimismo y el desaliento
calen en sus reflexiones. Catedrático de Lengua Española en la Universidad
Autónoma de Barcelona, responsable, junto a Juan Alcina, de una «Gramática
española» de clara reputación y gran éxito, y humanista comprometido con
su época, Blecua rehuye de discursos apasionados que nublan el sentido
común y cargan las respuestas de vehemencia. Le preocupa la educación, el
fomento de la lectura y la enseñanza de las lenguas. Pero desde unas
coordenadas apartadas de debates o polémicas. Internet, la inmigración y
el bilingüismo son aspectos que le interensan y que no elude en la
conversación. Ahora está ultimando los detalles y pormenores que conlleva
la impresión. Correcciones de galeradas, postreras puntualizaciones, cabos
sueltos que no terminan de atarse. Ha tardado un año en escribir el
discurso que el próximo día 25 de junio leerá en la Real Academia
Española. Será un acto solemne, presidido por un retrato de Cervantes en
el que, seguro, reparará en algún momento, ahora que el año «Quijote», que
ayudó a coordinar, ha pasado. Ocupará el sillón «h» minúscula, que dejó
vacante el fallecimiento de Emilio Lorenzo. Y las palabras que dirigirá a
este auditorio se centrarán en el primer diccionario que publicó la RAE en
el siglo XVIII. Un análisis sobre las trabas y problemas que tuvieron que
afrontar los académicos cuando acometieron una tarea que todavía hoy sigue
renovándose. Pero esto sólo es el pretexto para abordar problemas de más
hondo calado.
    – Terminaron los fastos y celebraciones de la
publicación de la primera parte de «El Quijote». ¿Y ahora?
    – Ahora hay que fomentar la lectura. Pero eso exige una base teórica y unos
profesores que enseñen a leer. Para formentarla se necesita paz en las
casas, que no siempre la hay, y también se debe asumir una rivalidad que
antes no existía, como la televisión. Los niños aprenden un montón de
léxico a través de los medios audiovisuales, eso está claro. Pero ahora
existe una presencia muy fuerte de este medio. Los coches llevan DVD y los
más pequeños pueden ponerse películas en su habitación. La sociedad ha
cambiado, pero es necesario un esfuerzo para que el libro se constituya en
vehículo de conocimiento. Es necesario para afrontar los problemas
actuales, como la libertad y el respeto mutuo. Y eso sólo lo da los libros.
    – Comenta la irrupción de nuevos medios. ¿Cuál es su opinión de internet?
Algunos han dicho que es perjudicial.
    – (Risas) Lo mismo dijeron de
las novelas de caballería. Lo peligroso es que los jóvenes vean tres horas
diarias de televisión. Mientras están ahí no hacen otra cosa, y hay que
reconocer que no todo lo que se ve ahí es educativo. Pero internet es
distinto. Gracias a las grandes bibliotecas digitales europeas se va a
poder acceder a cientos de obras, y esto era imprescindible. Permite
también acceder a los medios de comunicación, tanto orales como escritos,
y unos conocimientos que resultaban imprescindibles, como los archivos.
Pero hay que tener en cuenta que sólo es una herramienta y hay que saber
emplearla.
    – ¿Y su repercusión en la lectura?
    – Hay un renacimiento de la escritura frente a la oralidad desde que el
teléfono se utiliza para escribir en vez de para hablar. Al enviar un
mensaje o un correo, la persona se está enfrentando a la temible página en
blanco. En el siglo XVI y XVII, escribir cartas era algo frecuente y se
aprendía a redactarlas. A lo mejor será necesario retomar esa enseñanza.
En cuanto a las abreviaturas en SMS y todo eso que se ha señalado en
realidad no altera el idioma.
    – ¿Cuáles son para usted los
principales obstáculos para que se difunda la lectura?
    – El
problema fundamental, a la hora de extender este hábito entre la gente,
radica en la enseñanza, que, en estos momentos, no está acompañada de los
medios suficientes. Cuando era privada era otra cosa, pero, al ampliarse
la educación, existen nuevos problemas. En la vida española ha operado un
cambio radical en este aspecto y se ha ampliado el espectro de la
enseñanza. La formación tiene que afrontar ahora, por ejemplo, la
desestructuración de la familia, la llegada de inmigrantes y otros
aspectos que inciden en la educación. Habrá que volver a una enseñanza
práctica y seria que se esfuerce en la lectura y la escritura. Si no lo
hacemos resultará peligroso. La sociedad debe tener en cuenta que la
lengua es un beneficio para todos, es un negocio para todo el conjunto. No
es algo solamente para profesores. No es sólo una cuestión de los
políticos. Hay que ser muy serios en este tema y afrontar todos los
problemas que plantea.
    – Ha mencionado la inmigración en España.
¿Cómo influye en el idioma la llegada de personas que hablan otras lenguas?
    – En el caso de los hispanohablantes aumentan el léxico y, a lo mejor, con
los años, introducen alguna variedad fonética. El problema está en los
inmigrantes chinos, árabes, coreanos… personas con una lengua materna
distinta y que aquí están perdidos. Con ellos es distinto. Necesitan
ayuda, y requieren unos cursos y una enseñanza que no existe. En España
falta una formación de español para extranjeros. Ése es el problema. No es
adecuada la que existe en la actualidad. Nos faltan esos estudios. Hay que
tener en cuenta que para los inmigrantes una lengua nueva es difícil.
Necesitan que se les enseñen las palabras frecuentes, cómo afrontar un
formulario administrativo y otros puntos. Hay que conseguir que estas
personas se integren en una lengua, y en la sociedad, claro.
    – ¿Qué
opina de la política lingüística que se está aplicando?
    – Las políticas lingüísticas en España son muy complejas. Desde luego no se
puede decir que esto está bien o esto está mal. En Cataluña, donde vivo
desde hace tiempo, no existe problema con el bilingüismo. El castellano y
el catalán se adecuan muy bien, conviven juntas. Hay seis millones de
personas y no existen problemas, salvo en desafortunadas excepciones.
    – Hay políticos e intelectuales que no piensan como usted.
    – Hay que pensar que un político siempre busca lo mejor para la sociedad. No
debe haber motivo para pensar lo contrario. El catalán poseía una posición
muy débil. Por eso se introdujo en la enseñanza. Uno, hoy en día, va a
cualquier quiosco y casi todos los periódicos que se venden están en
castellano. Con las televisiones por satélite ocurre lo mismo y en los
diales de la radio también sucede eso. Un ejemplo: la gente no está
acostumbrada a leer los diarios en catalán. Por todo esto la enseñanza se
convirtió en una manera de crear una lengua culta. El catalán era un
idioma, sobre todo, hablado, pero no escrito. Pero esto no debe ser
obstáculo, por supuesto, para que las personas dominen las dos lenguas
perfectamente: tanto el catalán como el castellano. Hay que manejar las
dos. En España y en Europa deberíamos acostumbrarnos a la coexistencia de
lenguas diferentes. Cuando uno viaja a países de América, como México,
descubre que en regiones muy pequeñas conviven varias lenguas. Por ejemplo
las 25 consideradas mayas, con sus cinco dialectos diferentes. Y eso no
genera ningún problema entre ellos. Eso es lo que debería ocurrir. Las
lenguas jamás tienen problemas de convivencia. Lo tienen los hablantes.
Pero parece que esta postura en el viejo continente es mucho más difícil.
- ¿Cree que las campañas de lectura son efectivas o, por el contrario,
considera que no son lo suficientemente persuasivas para incitar a leer
libros?
    – Llegar a los niños no es tan fácil como parece. Hay
millones de alumnos y es imposible que alcance a todos. Desde luego hay
que seguir intentándolo, pero, de momento, hasta ahora, sus efectos son
positivos, como demuestran esas décimas que van subiendo poco a poco en
los índices de lectura. Además, si alguien viaja en el metro podrá ver que
hay mucha gente leyendo diarios o que sostiene algún libro. A pesar de eso
se necesita más dinero y más gente. De momento se ha despertado cierto
interés por los libros. Por ejemplo, las conferencias del escritor Alberto
Manguel, un autor que estudia en sus trabajos el tema de los libros y la
lectura, están siempre llenas. Los escritores españoles, además, es fácil
que puedan vender hoy en día cerca de 200.000 ejemplares. Eso antes era
impensable.
    – ¿Qué le parece la literatura actual?
    – Es muy buena y apasionante. Tanto en los mayores como en los jóvenes
escritores, quienes se están enfrentado en la actualidad a géneros que no
son para nada fáciles, como, en los periódicos, esas columnas pequeñas en
las que hay que glosar una idea. Los novelistas jóvenes poseen, además,
una formación técnica muy superior a la anterior generación. Se nota que
se han formado en el conocimiento de la lengua. Y la poesía de ahora es
excelente. La literatura española está atravesando un momento muy bueno.
La prueba es que casi todos los hispanistas del mundo la siguen y eso es
importante, porque muestra que tiene una repercusión internacional.
   
   «El resultado de relegar las
humanidades será una sociedad descabezada» – Los
intelectuales han denunciado los riesgos de relegar las humanidades
    – Las humanidades han sido uno de los factores que ha logrado unir a
Europa. Y, por supuesto, este es un punto clave. Lo increíble es que la
sociedad no es consciente de la situación y los medios de comunicación no
están incidiendo lo suficiente. Estamos ante un problema que se debe
acometer con realismo. Este abandono que padecen no podemos ocultarla por
mucho tiempo, porque afectará a una crisis de crecimiento. Hay que
intentar resolverlo de una manera inmediata.
    – ¿Cuáles pueden ser las
consecuencias ?
    – El resultado será una sociedad europea descabezada
desde el aspecto intelectual. Y eso no es algo que se pague a largo
tiempo. Tendrá su repercusión en un plazo muy corto. Hay que tener una
actitud positiva para fomentar el conocimiento y extender la lectura a los
libros y a los periódicos y enseñar a entrar en el mundo de la
información. Eso es una labor de los profesores. El alumno tiene que
aprender a pensar y enfrentarse al futuro y necesita, para ello, de las
herramientas para adueñarse del conocimiento. Sobre todo en el mundo
actual en que constantemente se exigen nuevos conocimientos en el ámbito
profesional. Dentro de poco, veremos universidades multilingües, en que
los alumnos podrán matricularse casi desde cualquier lado, y en un plazo
muy breve. Y para esto se requieren unos conocimientos.
    – ¿Cómo ve la
situación del castellano en el mundo? – No corre el riesgo de una
fragmentación, como sucedió en el imperio romano y como se ha podido
pensar en algunas ocasiones. Los medios de comunicación y la escritura
fomentan la cohesión y estabilizan el idioma a nivel internacional. Que
una persona que reside en Barcelona, o en otra ciudad cualquiera, pueda
consultar las páginas de un diario mexicano y entenderlo a la perfección,
es una prueba clara de lo que digo. Todo se limita a unos cuantos
préstamos de léxico.
   
   
Una pasión familiar
   La pasión por la filología no era una
vocación alimentada por el tiempo y las lecturas, sino una herencia. José
Manuel Blecua (Zaragoza, 1939) nació en el seno de una familia donde el
esfuerzo y la disciplina que conlleva estudiar lengua y literatura se
vivía, desde luego, de una manera diferente. Su padre, José Manuel Blecua
Teijeiro, era un verdadero maestro de filológos. Y él desarrolló muy
pronto una sensibilidad especial por las letras y el idioma. En su carrera
ha impartido clases en Estados Unidos, México, y ha sido uno de los
organizadores de los estudios de Filología Hispánica en la Universidad
Autónoma de Barcelona, donde es catedrático desde hace años. Se ha
especializado en lexicografía y ha abordado trabajos sobre la historia de
las ideas lingüísticas y la aplicación de las tecnologías emergentes en el
estudio de la lengua española. Este mes leerá su discurso de ingreso en la
Real Academia Española donde ya trabaja con ilusión. «Me estoy encarganado
de una parte de la gramática de la Academia que se acabará para el año que
viene. En concreto del apartado de fonética y fonología, un aspecto que
jamás se ha considerado en la gramática tradicional». También ha dirigido
el «Diccionario general de sinónimos y antónimos». Y entre sus libros
publicados destacan «La poesía del siglo XV», «Qué es hablar», «Literatura
española», «Manual de crítica textual», «Las obras de Juan Sánchez
Burgillos» y «La transmisión textual del Conde Lucanor», entre otros
trabajos enfocados a la enseñanza de la literatura.

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