Kimik'k
LOS CACHORROS DEL CANTE
El Mundo, 18-06-2006Con estos se va a liar, ya verás», asegura Mariola Orellana, la esposa del Antonio Carmona, cantante de Ketama, el grupo flamenco disuelto hace un par de años.
Mariola escucha con entusiasmo los sonidos de Kimik’k, seis jóvenes gitanos de entre 18 y 20 años, que sacan este mes al mercado su primer disco, con intención y vocación de llenar los escenarios con el nuevo ritmo de su flamenco innovador.
Mariola Orellana sabe de lo que habla. Durante años trabajó estrechamente junto a Ketama; también es la manager de Rosario Flores y otros músicos jóvenes cercanos al flamenco. Es una paya empapada de cultura gitana, que vivió desde dentro la revolución de Ketama cuando los hermanos Carmona removieron las entrañas del flamenco al fusionarlo con jazz, ritmos brasileños o música del Caribe.
Pero con Kimik’k, efectivamente, se puede armar. Y es que estos seis gitanos de Cascorro, en el corazón mismo de El Rastro madrileño, son precisamente los herederos directos de aquellos músicos innovadores de los años 80.
Unos nacieron con la guitarra de sus padres en la mano, otros viéndoles bailar y tocando palmas. Su destino estaba escrito. Porque Juan Carmona junior, se llama igualito que su padre Juan, de los Ketama. Antonio y José Carbonell, tienen sangre de los Farrucos y de los Montoya. Nada menos. Y su primo Pedro Gabarre, hijo de un bailaor de Jerez, es a su vez primo hermano de Estrella Morente y la acompañan en sus actuaciones. A pesar de su juventud, todos se han curtido ya en los escenarios formando parte de grupos y artistas consagrados.
Luego está Daniel Jiménez, El Melón y Carlitos Carmona González, hijo por parte de padre de otro Habichuela, el clan de artistas gitanos de donde han salido todos los Carmona. Y por la otra rama, su madre es Toñi, lo que le hace nieto de Antonio González, El Pescaílla, que después de su romance con Toñi, se casó con Lola Flores. Lolita, Rosario y Antonio Flores son sus primos. Y él dice que se parece a Antoñito cuando estaba en el escenario. Raíces gitanas en suma. «Es que no podía ser de otra manera. Somos una especie de BackStreet Boys, aunque cuando nos escuchen alguien se acordará de Ketama, incluso el metal de la voz se parece bastante; pero nosotros aportamos sonidos electrónicos, luz electrónica, algo que no se había usado todavía en el flamenco de fusión», aseguran.
Los seis son músicos, escriben sus canciones y tocan los instrumentos. Cantan Juan Carmona junior y Antonio Montoya. Y, a diferencia de Ketama, bailan y se mueven en escena como profesionales del espectáculo. «No son un grupo estático, tienen un rollo que no veas», afirma Mariola.
El grupo se formó como Kimi’k hace cuatro años «por el buen rollo que ha habido siempre entre nosotros. Todo empezó como un juego de niños cuando nos juntábamos de pequeños en Cascorro y hacíamos música como podíamos, pero nos salía como sin querer», recuerda Pedro Gabarre. Más tarde se estrenaron en el bar A gustito de la calle Belén de Madrid y tocaron en el Honkey town, el bar de donde salió Antonio Flores.
Para sacarse un dinerito, y también por amor al arte, trabajaron en las discotecas más importantes de Madrid, de Pachá a Capital, acompañando a Enrique Morente y a la prima Estrella o en las actuaciones de Robi Draco, el chico malo del pop latino, compositor de los grandes éxitos de Ricky Martin y venerado cantautor portorriqueño.
De momento, ya tienen el verano lleno de galas. Seguro que la lían de verdad…
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