La seguridad, la nueva baza macronista

"La inseguridad será un tema esencial en las próximas elecciones presidenciales", vaticina ya Marine Le Pen

El Periodico, Irene Casado Sánchez, 12-09-2020

El violento ajuste de cuentas entre la comunidad chechena y miembros de un popular barrio de Dijon. El asesinato de un conductor de autobús en la ciudad de Bayona, víctima de una brutal paliza por exigir a un grupo de jóvenes utilizar sus mascarillas. La agresión a puñetazos del alcalde de Chalifert por parte de un vecino descontento con una plaza de parking. Estos son algunos de los sucesos que, a lo largo de los últimos meses, han protagonizado portadas y acaparado el ’prime time’ de las televisiones francesas. Del plano mediático, la violencia ha pasado al terreno político, convirtiéndose en la nueva obsesión macronista.

“Hay que parar el salvajismo de una parte de la sociedad”, declaró Gérald Darmanin en una entrevista concedida al diario ‘Le Figaro’ el 24 de julio, tres semanas antes de convertirse en ministro del Interior. Desde entonces, la seguridad se ha convertido en su ‘leitmotif’. Para rescatar a Francia de su “salvaje” deriva – término que levanta ampollas entre sus compañeros de filas – , Darmanin prometió publicar, a partir del próximo mes de octubre, las cifras mensuales de violencia. “La lucha contra las drogas, las cifras de la violencia conyugal, intrafamiliar y sexual, las horas de patrulla […] la inmigración y el asilo”, constituirían los principales epígrafes de su herramienta securitaria.

Probada la ineficacia de esta herramienta, ¿por qué retomarla? “Si Francia está enferma, debemos tomarle la temperatura. No conozco otra forma de hacerlo que recopilando los números”, se justificó Darmanin.

El mismo discurso se repite en el seno del partido conservador Los Republicanos (LR): “El agujero negro del quinquenio es que se ha instalado en el país un desorden generalizado sobre la seguridad, la inmigración, el laicismo y, más en general, la crisis de autoridad”, lanzó en Twitter Bruno Retailleau, líder de la formación en el Senado, el 22 de agosto.

Sea como fuere, el refuerzo de la seguridad aparece hoy en el centro de la estrategia macronista, hasta tal punto que el primer seminario gubernamental tras el parón estival estuvo dedicado al asunto, acompañado del proyecto de ley contra los separatismos. Una reforma “para evitar que ciertos grupos se cierren en torno a afiliaciones étnicas o religiosas”, como explicó el primer ministro, Jean Castex, que exigirá “a las asociaciones la creación de un contrato de compromiso con el laicismo”, detalló la ministra delegada de Ciudadania, Marlène Schiappa.

En plena crisis sanitaria y con un panorama económico poco alentador, Macron ha conseguido desviar la atención y lanzar discretamente su estrategia de campaña. Un nuevo ejemplo de su maestría como estratega de seducción mediática.

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