Una tragedia anunciada destruye el campo de refugiados de Moria, el mayor de Europa

Agravada por la pandemia, la tensión en la isla griega de Lesbos estalla en un incendio que deja sin techo a 13.000 migrantes

Diario Sur, ANJE RIBERA, 10-09-2020

Todo el mundo sabía que algo iba a ocurrir. Y que lo que se produjera no sería bueno. La duda estribaba en cuándo tendría lugar. La tragedia llegó durante la madrugada de ayer. La bomba de relojería, constantemente alertada por las ONG, estalló y el ignominioso campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos, dejó de existir bajo las llamas. Nada queda ya, pero afortunadamente nadie sufrió daños. Todos, sin embargo, han perdido lo poco con lo que contaban y alrededor de 13.000 personas que ya carecían de hogar ahora ni siquiera cuentan con un toldo bajo el que cobijarse de las inclemencias.

Este símbolo de la inhumanidad y la insolidaridad europeas, vergonzosamente comparable a cualquiera de los asentamientos hasta hace unos años solo localizables en el continente africano, desde enero era escenario de disturbios y peleas casi diarias. Ya el año pasado dos personas perdieron la vida víctimas de las llamas y en marzo una niña también murió en un contenedor quemado. Muchas veces el fuego lo prendían los vecinos de Lesbos para provocar su destrucción. Otras eran los propios migrantes para protestar por su condición de habitantes de un limbo. En ambas situaciones se obstaculizaba el trabajo de los bomberos. Se desconoce que ocurrió esta vez. Tampoco importa demasiado.

Las «tensiones» entre refugiados y vecinos que denunciaba Naciones Unidas se habían incrementado con la pandemia de la covid – 19, junto a la restricción de movimientos, las cuarentenas y el aislamiento a los que se obligó a las personas que ya malvivían apiladas y en condiciones higiénicas deplorables en el mayor campo de refugiados del Viejo Continente.

Tanta chispa prendería en cualquier momento en la principal puerta de migrantes de Europa, frente a la vecina Turquía, en el Mar Egeo. El servicio de Protección Civil heleno había declarado el estado de emergencia tras la detección de 35 casos de coronavirus en el campamento, pero todo fue inútil cuando llegó la madrugada de ayer y múltiples incendios fueron provocados al parecer como protesta por las medidas de confinamiento.

Miles de hombres, mujeres y niños salieron despavoridos de las tiendas de campaña y de los contenedores en los que pernoctaban. Se refugiaron en los campos de olivos circundantes. Ello les permitió salvar la vida, pero atrás dejaron sus escasas pertenencias, que fueron pasto de las llamas. El incendió también calcinó el centro de registro de identificación. Si cabe ahora son todavía más anónimos.

«¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Dónde podemos ir?» se lamentaba ayer Mahmout, originario de Afganistán. Junto a él, su compatriota Aisha buscaba a sus hijos. «Dos están allí, pero no sé dónde encontrar a los otros», lamentaba. Los heridos, todos con problemas respiratorios, buscaban auxilio mientras las columnas de humo aún salían del campo de refugiados, que cuadruplicaba su capacidad de acogida. Decenas de personas deambulaban entre los contenedores calcinados, algunos retirando cosas y otros tomando fotos con sus teléfonos móviles.

En los últimos años, las ONG habían criticado el campo de Moria por su falta de higiene y su hacinamiento, y pedían con insistencia a las autoridades griegas que trasladaran a los solicitantes de asilo más vulnerables, entre ellos unos 4.000 menores. Ayer, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) confirmó el envío de un equipo para examinar las necesidades más acuciantes. Unicef y Médicos Sin Fronteras se han ofrecido igualmente a ayudar.

Asimismo, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, convocó a su gabinete a una reunión de emergencia y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, reafirmó la disposición de la UE para «movilizar apoyo». Por su parte, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, dijo que el Ejecutivo comunitario «estará listo para ayudar a Grecia a todos los niveles en estos momentos difíciles». Todos llegan tarde tras una tragedia humanitaria anunciada y evitable.

niños constituyen la población más vulnerable del campamento de refugiados destruido ayer en la isla de Lesbos.

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