No quería repetirme, pero es que leo, veo y escucho cada barbaridad que no puedo evitarlo. Hemos entrado en una espiral, en una especie de guerra con una nueva batalla cada día, en la que está claro quienes son los buenos y quienes los malos. En anteriores artículos donde atacaba al PP y defendía o excusaba ciertas acciones del Gobierno, eran totalmente lícitos los argumentos contrarios. Sin embargo aquí…

Aquí primero fue el energúmeno que escupía sandeces con la llegada de una patera hace dos semanas. Luego la ruindad del que difundió un vídeo en el que salían niños negros bañándose en una piscina. Engañó a quienes estaban deseando ser engañados, atribuyendo dicha escena a los inmigrantes que el Estado ha trasladado a hoteles. ¿Cómo se justifica esto? Jugar con la ignorancia, tan fácilmente manipulable. De ahí proviene el racismo y la aporofobia que no debemos dejar que impere en nuestra sociedad. Y de ahí la necesidad de que los que tienen el poder de generar corrientes de opinión tomen el camino correcto.

Porque aunque contemos la verdad en páginas interiores, la mayoría solo se quedarán con la letra grande. Nunca sabrán que en realidad estos seres humanos que llegan en patera y van a un complejo del sur, pasan su estancia encerrados en una habitación, recibiendo comida de la Cruz Roja y no disfrutando, como se ha querido vender, de unas vacaciones que muchos canarios no se pueden permitir. Y los que, aún sabedores de la verdad, les molesta este trato digno y prefieren que los inmigrantes pasen los días a 40 grados tirados en los muelles, que cierren al salir. Ellos son los malos.