La llegada de vecinos procedentes de otros barrios de la ciudad, que han ocupado pisos de alto nivel en el Poblenou, ha venido acompañada de una creciente insatisfacción por parte de estas familias con los equipamientos educativos del barrio, a menudo edificios entrados en años que se levantan junto a viviendas antiguas que alojan a los inmigrantes.

A >> Baja concentración de extranjeros
La concentración de alumnos extranjeros de 3 a 12 años en la escuelas públicas de la ciudad de Barcelona equivalía, en el 2004, a un 20% del total. En el sector privado, que escolariza a seis de cada 10 alumnos, representaban un 4%. El distrito de Sant Martí, al que está adscrito el Poblenou, se hallaba por debajo de la media: un 15% de la población escolar de la red pública era extranjera, muy por detrás de los porcentajes de Ciutat Vella, Sants – Montjuïc y Nou Barris, en igualdad con Les Corts, y sólo por delante de Gràcia y Sarrià – Sant Gervasi. Y Poblenou, con un 9%, era el barrio del distrito de Sant Martí con menos inmigrantes en las aulas. ¿Por qué en Barcelona no se ha logrado una distribución más equitativa del alumnado entre la red pública y la concertada? “Porque, a diferencia de lo ocurrido en ciudades como Vic y Manlleu, la escuela concertada, que no ha estado obligada normativamente a ello, no ha entrado en el juego, no ha sido cómplice”, opina el gerente del Consorci d’Educació, Josep González.

B >>Demasiadas diferencias en muy poco espacio
Una dirigente de la Asociación de Vecinos del Poblenou, que prefiere permanecer en el anonimato, disecciona la realidad escolar del barrio: “En menos de dos kilómetros cuadrados tenemos una gran diversidad de población, áreas nuevas y viejas, pisos modernos y escuelas de toda la vida, donde conviven colegios que cada vez tienen más inmigrantes con otros en los que no hay ninguno. Y todo está muy cerca. Esto es una anomalía”. La distribución de inmigrantes existente en el barrio no se corresponde, en su opinión, con la concentración que registran algunos centros. “Los guetos están creciendo”, afirma. “No hay ningún conflicto a nivel de convivencia con los extranjeros”, precisa, pero sí hay indicios de malestar y división sobre la cuestión escolar. “A muchos de los recién llegados les encanta la casa, el barrio, la playa, pero las escuelas creen que no les sirven”. La Administración trata de transmitir que los centros escolares públicos merecen confianza, dice, pero no siempre lo consigue.

C >> Oferta para cambiar el signo de la matrícula
El Consorci d’Educació sostiene que reunió a los padres que no obtuvieron plaza en las escuelas del barrio que habían elegido para convencerles de las ventajas que tenía matricular a sus hijos en el CEIP Lope de Vega, injustamente orillado. Pero la directora del centro, Maria Fornos, lamenta no haber tenido la oportunidad de poderse explicar ante esas familias. Fornos subraya que, si las familias hubiesen aceptado, la Administración hubiera podido crear un segundo grupo de P – 3, como hizo con anterioridad en otras dos escuelas del barrio con elevadas concentraciones de inmigrantes, iniciativas que, al menos en el caso del CEIP Antoni Brusi, contribuyeron a que la demanda de las familias autóctonas aumentara.

D >> Un precedente que puede resultar peligroso
Los directores de la escuelas públicas del Poblenou que el miércoles se reunieron con la Administración advirtieron de los riesgos de la puesta en práctica de la propuesta de recolocar en escuelas ya llenas a los hijos de las familias que rechazaban la plaza que se les había adjudicado de oficio al no haber logrado hacerse con las que habían demandado. “La Administración nunca más podrá aconsejar a nadie que acuda a una escuela determinada. Pueden responder que hay inmigrantes y quedarse tan anchos”, han señalado. De hecho, los representantes de la asociación de padres se plantearon acudir a la reunión con los responsables del Consorci celebrada ayer con una demanda para que sus hijos fueran distribuidos por las escuelas de la zona alegando que les afectaba la concentración de inmigrantes.