Los infartos y derrames cerebrales provocan el 28% de los accidentes laborales mortales

Seis de cada cien trabajadores sufren algún percance durante su jornada profesional, según el primer estudio realizado por el Gobierno En el último año han fallecido trece trabajadores más que el anterior

Diario Vasco, 17-06-2006

MADRID. DV. Los infartos, derrames cerebrales y otras patologías no traumáticas provocan el 28% de los accidentes de trabajo mortales, según el primer estudio explicativo sobre la evolución de los siniestros laborales, presentado ayer por el secretario general de Empleo, Valeriano Gómez. El documento recoge que, desde abril de 2005 a marzo de 2006, se registraron 985 accidentes mortales, 13 más que en los 12 meses anteriores.

Gómez expuso que la evolución de los accidentes hay que vincularla al crecimiento de la ocupación para conocer la situación real. Por ejemplo, aunque durante el periodo analizado hubo un 1,9% más de sucesos, la población afiliada subió un 4,9% y la incidencia de los accidentes bajó un 2,8%.

Los siniestros laborales tuvieron su punto álgido en España en el periodo 1999 – 2000. A partir de esa fecha comenzaron a descender, reducción que a partir de 2004 se ha frenado. Para el responsable de Empleo «a medida que baja la siniestralidad, la capacidad de disminución también baja».

Nuevos riesgos

El total de accidentes en el periodo señalado fue de 934.048 frente a los 916.479 de los mismos meses de 2004 – 2005. Junto a los 985 mortales, hubo 923.544 de carácter leve; y 9.519, graves. El mayor número (397.154) correspondió a los servicios, sin embargo resultó más peligroso trabajar en la construcción (235.480) y en la industria (247.349), sectores que tuvieron unas tasas de siniestralidad sobre población ocupada del 14,3% y 10,3%. El índice en servicios se quedó en el 4,3%.

El informe desvela que un tercio de los accidentes ocurridos en 2004 obedeció a sobreesfuerzos físicos o a traumas psíquicos como el estrés, la inseguridad que producen los contratos temporales, el cansancio del trabajo a destajo, etc. «Lo mismo ocurre en la Unión Europea», según constató el director del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSH), Ángel Rubio, quien acompañó a Valeriano Gómez.

«Nos encontramos ante un cambio de las condiciones laborales con nuevos riesgos provocados por las políticas económicas y sociales que influyen en el trabajador», añadió. Indicó que la velocidad, las prisas, el ansia de productividad y la dependencia del empleo hacen que el peligro laboral «empiece en el domicilio pase por la empresa y termine otra vez en casa». Rubio aseguró que los riesgos psíquicos son un factor «emergente», que sólo puede afrontarse «accediendo a las causas que lo provocan, lo que implicaría un concepto más ambicioso de la salud laboral y conseguir mejores condiciones de trabajo».

Otro 19% de los accidentes en general se produce por el choque o golpe contra un objeto en movimiento y la tercera causa, que origina el 17%, responde al aplastamiento contra un objeto inmóvil. El 13% tiene su origen en contacto con un agente cortante, punzante o duro. En los mortales, los infartos y derrames cerebrales son el principal motivo. Siguen a continuación, con un 24% de los casos, los choques o golpes contra objetos en movimiento. En el 18% de los fallecimientos, el trabajador quedó atrapado, aplastado o sufrió una amputación mortal.

Inmigrantes y Europa

Ante la pregunta de cómo influye la población inmigrante en la siniestralidad laboral, Valeriano Gómez reconoció que su acceso al mercado de trabajo puede ser una de las causas que dificulta la reducción de los accidentes. Informó que con la regularización de extranjeros ha subido más el riesgo de percances que lo que ha significado el incremento de la afiliación.

Por último, resaltó que la Unión Europea mide la incidencia de los accidentes por cada 100.000 ocupados. Así la tasa española se elevó a 6.223 siniestros mientras que la media comunitaria se quedó en 4.000. No obstante, Gómez resaltó que las estadísticas internas de los Estados miembros no están homogeneizadas, lo que origina comparaciones equívocas.

Apuntó que España se mantiene desde hace años a la cabeza de los siniestros, posición que obedece, en gran parte, a que su sistema califica como accidente numerosas enfermedades profesionales. «En cambio en patologías laborales estamos por debajo de muchos países, resultado que tampoco tiene sentido», concluyó. COLPISA

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