Coronavirus
La fachada marítima de Palma, campo de refugiados de la crisis de la pandemia
Una comunidad de personas sin techo se instala en una de las zonas más exclusivas de la capital mallorquina, donde se proyectaban viviendas de lujo. Se asentaron desde que se decretó el estado de alarma, provocando quejas vecinales.
El Mundo, , 04-09-2020La vapuleada políticamente y preciada fachada marítima de Palma se ha convertido en un asentamiento chabolista en la confluencia de las calles Joan Magarall y Gabriel Alomar.
El subterráneo de la única zona verde de esta fracasada primera línea, en un espacio municipal paralizado y habilitado para albergar la futura sede del Instituto Municipal de innovación (IMI) del Ayuntamiento de Palma, se ha convertido en el refugio permanente en estos meses de pandemia de más de una treintena de sin techo que reciben a diario la visita de diferentes Ong’s para el suministro de productos de primera necesidad.
Una comuna autoorganizada que mantiene limpio el cemento del piso y recogido el resto de enseres de este campo de refugiados de la crisis que en estos momentos puede estar viviendo sus últimos días frente al popular parque Pocoyo, oficialmente Parc des Ceibos.
Y es que como lamenta Rosa, inquilina de la zona, los ocupantes de este espacio han recibido una notificación municipal instándoles a abandonar el lugar y buscar otro destino.
“Hemos recurrido, porque no tenemos dónde ir ni nos han dado ninguna solución. Dónde vamos a ir, que nos busquen un sitio”, afirma esta mujer que como el resto sobrevive como puede a base de trabajos precarios y ocasionales cuando no directamente de la beneficiencia.
El motivo para la orden de desalojo no es otro que la adjudicación, a finales del pasado mes de julio por parte del Ayuntamiento de Palma, de la construcción de la nueva sede del IMI a escasos metros de la dirección actual de este organismo municipal.
Unas obras por un importe de más de un millón de euros (1,1 millones) que ya tiene sellada la dirección facultativa de las mismas y que, por tanto, es de ejecución inminente. De ahí que el Consistorio haya iniciado la cuenta atrás para el desalojo de este espacio convertido hoy en un solar para el asentamiento de un campo de chabolas que ha llegado a albergar, gran parte del año, a casi 50 sin techo.
“En estos momentos hay menos, sobre treinta cada noche, porque hay quien se ha ido”, precisa Rosa, mientras saluda a una trabajadora de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Palma.
“Problemas la verdad no dan están muy organizados sobre todo desde que un tal Biel hace de coordinador de todo el grupo”, apunta. No son de la misma opinión muchos vecinos de las fincas colindantes a este asentamiento subterráneo que, en no pocas ocasiones, han tenido que alertar a la policía por algunos incidentes provocados por algunos de estos sin techo.
“En un grupo así hay de todo pero yo no he tenido problemas, ni nos han entrado por ejemplo a robar en la caseta donde tenemos las herramientas”, puntualiza la empleada municipal destinada al mantenimiento de limpieza y jardinería de este parque de vistas privilegiadas a primera línea de mar.
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