Vecinos del barrio de El Lasso se extrañaron la pasada semana al observar movimiento en las instalaciones del colegio León. «Veíamos que las luces se encendían y se apagaban y se veía entrar y salir coches de la Cruz Roja», explica María Jesús Méndez, que desde las ventanas de su casa ve un edificio que «se cerró hace dos años porque no tenía las condiciones» y «trasladaron a los niños al colegio de Pedro Hidalgo».

Esta vecina, que defiende que lucha «por conseguir cosas para el barrio», se enteró de que esa actividad que se registraba respondía al hecho de que «iban a meter inmigrantes» en unas dependencias que, explica, El Lasso reivindica para otros usos, porque «en el barrio no tenemos absolutamente nada».

Así, al saber que el pasado jueves iba a celebrarse una reunión a la que asegura iban a asistir «Cruz Roja, un médico, alguien del Gobierno y el concejal del Distrito», Prisco Navarro, «para meter a los inmigrantes en el colegio León» y a la que «también llamaron a algunos vecinos», trató por todos los medios de estar presente. Algo que finalmente no logró a pesar de que «formo parte, a título individual, de la Junta de Distrito, al igual que mi hermana», además de haber tomado parte en los procesos de aportación de ideas a los presupuestos participativos e incluso ha intervenido en algún pleno del Consistorio. Sin embargo, indica que sus llamadas no tuvieron respuesta de la persona «que le lleva la agenda al concejal».

Esta residente «de toda la vida» en El Lasso asegura que «los vecinos están revolucionados» desde que ha corrido la noticia del traslado de estas personas al barrio. Pero aclara que detrás de este malestar no se esconde un problema de racismo sino la falta de dotaciones que presenta este núcleo poblacional del Cono Sur de la ciudad. «Este es un barrio pobre» señala, «y no somos racistas, pero aquí hacen falta muchas cosas».

Ademas, no entiende que en su día se cerrara el colegio porque no reunía condiciones y ahora se quiera destinar a alojar a estas personas que han llegado a la isla en las últimas fechas. «Resulta que el colegio no servía porque tenía amianto y era nefasto para los niños, porque no tenía las mejores condiciones», dice. Y por eso plantea que si «la estructura no era adecuada para que estuvieran los niños allí cinco horas, tampoco lo será para que estas personas vivan en el colegio».

Esta vecina, que lleva 45 años en El Lasso, recuerda que «este es un barrio bastante pobre» con mucha población en el paro y que carece de cosas tan básicas «como una tienda», iluminación a la entrada del mismo o un buen servicio de guaguas.

Además, señala que «no tenemos una cancha para los niños» o un espacio para una población mayor que es muy numerosa en la zona, «porque este es un barrio envejecido».

Asimismo, critica que a los inmigrantes que llegan solo se les esté ubicando en espacios del Cono Sur, «porque no es solo EL Lasso, están en El Batán y en El Secadero».