David Trueba viaja a la valla de Melilla

El director presenta en el Festival de Cine de Málaga «A este lado del mundo», protagonizada por Vito Sanz

ABC, Lorena López, 28-08-2020

David Trueba muestra en Málaga la comodidad del que juega en casa en Málaga. Acude para presentar «A este lado del mundo», una mirada sobre el conflicto fronterizo y la inmigración en la ciudad de Melilla, concretamente en la valla que separa África de Europa. «Es un lugar que tiene que dejarse de mirar y de juzgar desde la distancia», dice el director a este periódico. Para ello, el madrileño enfrenta al espectador, a través del personaje de Vito Sanz, un ingeniero enviado a examinar la valla, a la complejidad del fenómeno de la inmigración. Allí conocerá a Nagore (Anna Alarcón), encargada de guiarlo por un espacio desconocido para él hasta ese momento.

«A este lado del mundo» es una mirada obligada a la valla de Melilla, que se levantó en 1998, solo nueve años después de la caída del Muro de Berlín. «En ese momento yo viajé a la capital alemana y el muro lo visitamos como si fuese una aberración mientras construimos una aberración similar», recuerda. Después han venido otros. Los que separan Estados Unidos de México e Israel de Cisjordania son sólo dos ejemplos. «El muro casi siempre acrecienta el problema porque lo señala, lo marca y, sobre todo, es un reto. Que hay que saltarlo, pues ponlo a la altura que quieras que lo saltaremos. Y si es muy alto encuentran otro sitio peor. Los muertos en el mar vienen de los muros, no hay que buscar mucho. ¿En qué parte somos culpables de ese desastre?», reflexiona.

¿Por qué hablar ahora de la valla de Melilla?

Porque fui a visitar Melilla hace un tiempo y pensé: «Aquí hay que traer al español medio». Y la única manera de hacerlo, ya que no tengo medios para llevar a todos los españoles medios que son la mayoría, es a través de una película. Es algo que tiene que dejarse de mirar y de juzgar desde la distancia. Tienes que participar en ello para entender qué leches está pasando, por qué seguimos en el mismo sitio tantos y tantos años después… Y no tengo la solución, eh, pero por lo menos la ficción me ha permitido coger al personaje de Vito (Sanz) y soltarle en Melilla. Fíjate que a los españoles les gusta presumir de país, pero no conocen su país muy bien. Melilla es un gran desconocido.

¿Cuál es su primer recuerdo de esa valla?

Seguramente es de cuando se levantó. Mucha gente cree que estaba cuando nosotros… y se levantó en el año 1998. Hace tan solo 22 años. Recuerdo de decir: «Uf, ¿esta es la solución, en el año 1998, que han encontrado los europeos para frenar el éxodo masivo de África hacia lugares de progreso?». Porque la valla no solo es España, es Europa. Poco después visité Berlín, caído el muro, y fíjate lo visitamos como si fuese una aberración mientras construíamos una aberración similar.

Para preparar la película estudié más y este tipo de aberraciones se remontan a mucho tiempo atrás. Llevamos 4000 años haciendo lo mismo. La Muralla China no la concebimos como una muralla de protección, ahora se conciben como una visita turística. O el muro de Adriano, pero es lo que son. Hay uno que se ha levantado en Israel todavía más moderno que el de Melilla, y es el muro de la vergüenza. Y el de México, que resulta que te gana elecciones todavía hoy. ¿Hay algún norteamericano que cree posible que un muro puede solucionar el problema? El muro casi siempre lo acrecienta porque lo señala, lo marca y, sobre todo, es un reto. Que hay que saltarlo, pues ponlo a la altura que quieras que lo saltaremos. Y si el muro es muy alto encuentran otro sitio peor. Los muertos en el mar vienen de los muros, no hay que buscar mucho. ¿En qué parte somos culpables de ese desastre?

¿Ha sido difícil poner esta realidad delante de los ojos del español medio?

Esa es la gran virtud de la ficción, del cuento. Que es que te permite coger al personaje y llevarlos o colocarlos donde tú quieres. El origen de narrativa, a través de los cuentos, se dice que es probablemente el aleccionador; es decir, contar algo que ha ocurrido para que no les vuelva a pasar, para que los niños aprendan en la piel de otro. (…) Pero lo que también te muestra son los miedos de la época en la que se esribieron. Las peste, los animales, los castigos de Dios… Y uno de los miedos que tenemos es a perder nuestro lugar, a ser invadidos por razas distintas a las nuestras, pero sobre todo tenemos miedo a perder nuestro dinero y el estatus. Y eso es lo que hecho con el personaje de Vito, transformarlo en uno de cuentos como «Hansel y Gretel». Alberto es un niño perdido que estaba protegido en su España, que creía todo era perfecto y de pronto está en su sitio donde hay mucho desamparado, ambigüedad, violencia contenida y mucha locura. Porque cuando la gente no encuentra soluciones va a la locura, tienes que ofrecer soluciones y posibilidades para que la gente no se vuelva loca.

¿Ha sido difícil sacar esta película adelante?

No porque tengo como una mecánica de producción ya de veterano. Renuncio a muchas cosas que sé que no voy a poder tener y me pongo como un buen marinero que, no tienes el trasbordador de ocho motores, pero tienes una vela y si la sacas cuando sopla el viento, el barco avanza. Para mí el cine y la literatura es un viaje que he hecho siempre con mis espectadores y mis lectores, y mientras ellos soplen con su interés y su curiosidad yo seguiré avanzando.

Entre los nombres del reparto de «A este lado del mundo» aparece el nombre de Zidane Barry, un chico con una gran historia detrás

Estaba buscando a un chico que hubiera tenido una experiencia similar a la del personaje en la película, alguien que hubiera llegado en patera o saltando la valla. Un día, en la cabalgata de Hortaleza usaban a chicos de un centro de ayuda que hay allí para los chicos cuando dejan de ser menores los tiran a la calle, y era este chico de Guinea Conakry. Había saltado la valla por Ceuta, le conocí y me pareció un tipo muy magnético. El papel requería más que él tuviera en los ojos eso, más que que fuera un gran actor, aunque ha resultado ser muy intuitivo. Se lo propuse y en ese momento era un chico sin papeles, sin trabajo. Conseguimos que su situación se afianzara. Él tiene, por suerte, una asociación en Hortaleza que le ayuda mucho.

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