Hollywood abraza lo latino en 'Nacho libre'
El Mundo, 16-06-2006Jack Black interpreta a un luchador mexicano en un nuevo acercamiento del cine de EEUU a sus vecinos del sur Mientras los estamentos políticos pretenden distanciar al país del mastodonte latino que tienen por vecino – ya sea construyendo la valla fronteriza o prohibiendo la utilización del español – , Hollywood hace, aparentemente, todo lo contrario. Extiende su mano, de forma amigable, a la cultura mexicana.
¿Cómo? Promocionando a un luchador mexicano que no es otro que el álter ego del actor Jack Black – el rechoncho actor de King Kong – camuflado como inspirada versión cinematográfica de Fray Tormenta, un monje católico (de verdad) que combinó durante más de dos décadas sus tareas piadosas con la lucha libre profesional.
Así, hoy los cines de todo el país darán acogida a este inmigrante de ficción que adoctrinará (esperemos) a aquellos sectores de la población que estiman peligroso todo aquello que llegue del sur. Además de hacerles reír, por supuesto. Nacho libre, que así se titula la película, pretende retratar el pintoresco y peculiar mundo de la lucha libre mexicana. Más o menos desconocido, hasta ahora, por gran parte de la población estadounidense. Con la salvedad de Jack Black, un nativo del sur de California. «No sabía mucho del tema, pero sí que llevaban unas máscaras muy divertidas que les daban una apariencia como de superhéroes», declaró recientemente en un encuentro con la prensa internacional en Los Angeles.
Por si acaso, dedicó tiempo a familiarizarse con los detalles de la lucha y su entorno. Descubrió que a pesar de supuestamente ser introducida en México a mediados del siglo XIX, el fenómeno no despuntó hasta la década de los 30, cuando el considerado padre de la lucha libre mexicana, Salvador Lutteroth González, lo profesionalizó. Unos 20 años antes de que floreciera en EEUU bajo el paraguas comercializador de la llamada World Wrestling Federation, que factura más de 400 millones de dólares anuales.
A pesar de las similitudes con su hermana anglosajona, la lucha libre mexicana tiene su propio sabor. «No sólo por el dinero que se invierte, sino por el nivel de entretenimiento. En México, la lucha es mucho más intensa, más creativa», analiza Black, de 36 años y que acaba de estrenar paternidad. Jared Hess, el director de Nacho libre, asiente. «El público allá es más participativo. La pelea se mueve rápidamente de dentro a fuera del cuadrilátero». La única pregunta difícil es el posible rechazo, tanto por parte del público autóctono como de los emigrantes mexicanos, que pueden interpretarlo como una mofa a su folclor. «Pienso que todo lo contrario», se defiende Black, «porque hay cosas que son implícitamente graciosas. Al principio me dio vergüenza salir de esa guisa, pero luego pensé que hago mi mejor trabajo cuando me avergüenzo».
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