La Conselleria d’Educació anunció ayer que el curso se iniciará con 677 barracones, una cifra por encima de las 643 aulas provisionales actuales que ahora albergan a unos 21.000 alumnos. La intensa movilidad geográfica del alumnado “dificulta sobremanera”, señalan fuentes de la conselleria, una reducción del parque de módulos prefabricados, cuya permanencia amenaza con eternizarse. Solo en seis meses, de octubre a abril, unos 11.500 estudiantes han cambiado de escuela tras modificar su lugar de residencia.
Educació precisó que a la movilidad interna se le añade el repunte demográfico, que ha provocado que la matrícula en P – 3 (niños de tres años) haya crecido en 4.236 alumnos, un 6,4%, en un año. Así, los 52 colegios y los 14 institutos que está previsto que se inauguren a lo largo del año académico únicamente van a permitir eliminar 51 módulos, con lo que se calcula que en junio del 2007 los barracones serán 626.
La conselleria ha dispuesto este curso, por vez primera, de una aplicación informática que obliga a las escuelas a preguntar los motivos por los que se da de baja un alumno. Ello ha permitido conocer la cifra de cambios de domicilio, que equivalen a casi la mitad de las 25.000 altas que se han contabilizado desde que se inauguró el curso 2005 – 2006. El resto de admisiones responde al alumnado que se incorpora por vez primera al sistema educativo, que en su gran mayoría es extranjero.

SALIDAS
La entrada de inmigrantes se ha visto en parte compensada por la salida de un contingente de extranjeros del sistema educativo catalán, en un número todavía difícil de precisar. Unos se han trasladado a otras zonas de España o Europa, o han regresado a su país de origen, y otros han dejado el curso tras cumplir 16 años, edad a partir de la que la escolarización no es obligatoria.
La movilidad afecta en buena medida a las comarcas del cinturón de Barcelona, a donde van a parar las parejas jóvenes que la carestía de la vivienda expulsa de la capital, señalan los expertos, un flujo que se ha convertido en los últimos años en algo crónico. Dos tercios de los nuevos barracones se instalaron en septiembre último en el Maresme, Baix Llobregat y Penedès.