7 detenidos por el rapto de un niño en Murcia tras pagar el padre 50.000 euros de rescate

La banda estaba integrada por seis magrebíes y un español, el propietario de la furgoneta al que reconoció el pequeño Iván, de 12 años, fue liberado de madrugada en buen estado

El Correo, 14-06-2006

La pesadilla que se cernió el pasado lunes sobre una familia de la localidad murciana de Torre Pacheco no se disipó hasta la madrugada de ayer cuando Iván, el pequeño de 12 años a quien una banda de secuestradores había arrebatado de los brazos de su madre, fue liberado en buen estado de salud. El padre del pequeño había accedido a pagar 50.000 euros para que los delincuentes soltaran al chaval, que fue raptado de una empresa propiedad de su familia donde estaba en compañía de su madre, convaleciente de una enfermedad que, cosas del destino, le había impedido ese día asistir al colegio.

De haber sabido el curso que iban a tomar los acontecimientos, seguro que el chaval hubiera cambiado ayer los atentos cuidados de su madre por la rutina de las clases. Era mediodía cuando tres encapuchados irrumpieron en la mercantil Estructuras y Ferrallas El Molino. Buscaban un sobre marrón con dinero. El empresario, que no se encontraba en aquel momento, había sacado esa misma mañana 20.000 euros para pagar las nóminas de los empleados. Los cacos, sin embargo, no lograron su objetivo inicial. Pese a las amenazas que profieron contra la mujer, no consiguieron el botín esperado y optaron entonces por introducir un cambio en el guión de los acontecimientos.

Tras maniatar y amordazar a la mujer en la oficina, los ladrones cogieron al niño y abandonaron la empresa a la carrera. La falta de trabajadores en los alrededores y de negocios que tuvieran abiertas sus puertas llevó a la Guardia Civil a barajar desde un principio la posibilidad de que los asaltantes conociesen a su presa y que hubieran estudiado con minuciosidad hasta el último de sus pasos. Sin embargo, la llamada de un testigo alertando de un coche sospechoso y comunicando la matrícula, permitió desplegar en cuestión de minutos un amplio dispositivo policial en las inmediaciones de Torre Pacheco, el Campo de Cartagena, Cabo de Palos y La Manga.

El desasosiego de la familia es fácil de imaginar. Antonio Hernández Cuevas, padre del niño secuestrado, señalaba ayer despúes de haber hablado con su mujer, que al menos dos de los secuestradores eran marroquíes, que «hablaban en su idioma» e iban armados «con machetes». Los captores cogieron en su huida el teléfono de Antonio, lo que les permitió contactar «seis o siete veces» a lo largo de la jornada y al hombre hablar con su hijo en varias ocasiones. «Querían el sobre marrón a cambio del niño. ‘Si no, lo matamos’, amenazaron. Creían que el sobre tenía 100.000 euros. Les contesté que no, que sólo había 20.000 y que no tenía más».

El nerviosismo del chaval fue dando paso, poco a poco, a la tranquilidad. «Me dijo que no me preocupara, que sólo querían el dinero», relataba ayer el padre todavía emocionado. El desenlace no se produjo hasta bien entrada la madrugada, cuando, después de pedir a la Guardia Civil que no interviniese, Antonio logró reunir el dinero con ayuda de amigos y del propio alcalde, y acudió a la vecina pedanía de Avileses, donde dejó en un descampado el dinero del rescate.

«Indignados»

El reencuentro, sin embargo, no se produjo hasta dos horas más tarde. Durante el tiempo que duró el secuestro, el chaval cambió de escondrijo varias veces. Estuvo primero en una «casa vieja que tenía cartones, donde había cuatro personas», pero después lo trasladaron a «dos o tres casas más», siempre «con la cara tapada con un trapo». «Lo habían tratado bien, le dieron de comer y de beber», explicaba ayer el padre, al tiempo que un psicólogo atendía al pequeño. A quien el episodio más ha marcado sin duda es a la madre. «Está fatal», confesaba ayer Antonio.

Todavía sin reponerse del susto, la familia decía ayer sentirse «indignada» sobre las especulaciones que había desatado el caso y que hablaban incluso de ajuste de cuentas o una deuda, extermos ambos que fueron rechazados por un pariente cercano. Las mismas fuentes especulan con que los ladrones siguieran al empresario cuando éste salió del banco con dinero, entraran en su oficina y, al no encontrarle allí, decidieran llevarse al menor. El propio Antonio comentaba ayer que le daba la impresión de que un coche le llevaba siguiendo varios días.

La llamada de un vecino alertando del número de matrícula ha sido determinante a la hora de proceder a las detenciones. El dueño de la furgoneta en la que montaron al niño – de etnia gitana y a quien el pequeño reconoció – es, hasta el momento, el único español implicado en la trama. La Guardia Civil procedió después a registrar dos viviendas de la vecina barriada de Balsicas y fruto de estas investigaciones, otras seis personas – todas marroquíes – fueron detenidas.

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